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Zapatero defiende el comunismo en Iberoamérica y pide otra visión de la lucha contra el narco

Para el expresidente español Europa tendría mucho que aprender de Iberoamérica donde permanece la democracia, no como en algunos países de la UE.

Para el expresidente español Europa tendría mucho que aprender de Iberoamérica donde permanece la democracia, no como en algunos países de la UE.

El expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha recomendado cambiar la mirada sobre América Latina y empezar a tener en cuenta la aportación e influencia del continente sobre España y Europa para así poder ser un actor relevante en la región.

Con su habitual complacencia –por utilizar una palabra amable– con los regímenes totalitarios que mantienen hundida en la pobreza a Iberoamérica, Zapatero justificó el puño de hierro con el que estos dictadores empobrecen a sus ciudadanos. Decía el expresidente español que "el problema de Iberoamérica no es el comunismo, sino la gran desigualdad y la pobreza" que vive el continente y "si hay movimientos populistas e izquierdas no homologables" es porque "las sociedades son completamente distintas, radicalmente desiguales, insoportablemente desiguales".

Esta es la reflexión "que tendría que hacer la UE", decía Zapatero, "para aproximarse" a los problemas del continente. "Hacer políticas de cooperación, exigiendo una redistribución, afrontar una nueva visión en torno a lo que representa la lucha contra el narcotráfico. Y, por supuesto, reconociendo Latinoamérica una posición que tiene y que si se consuma con la victoria de Lula el próximo 30 de octubre será excepcional porque será la única región en paz capaz de hablar con oriente y con occidente, con el norte y con el sur."

Zapatero luce una vez más su terrible desconocimiento de la historia e ignora el hecho de que Cuba, Venezuela o Argentina fueran países muy prósperos antes de la llegada del comunismo, del peronismo o del chavismo, y hayan sido estos regímenes los que los hayan llevado a la pobreza. Sin embargo, para el expresidente la situación es la contraria: estos dictadores llegan al poder para solucionar la desigualdad que en realidad ellos mismos han exacerbado.

"Ejemplo de pacifismo"

En su defensa de los totalitarismos iberoamericanos con los que el socialista ha colaborado activamente –ahí están sus ignominiosas relaciones con la dictadura bolivariana– Zapatero ha asegurado que la región "ha permanecido en democracia en momentos de inestabilidad, mientras en Europa existe la democracia en la UE, pero no en todo el continente". Una comparación delirante cuando se contemplan los déficits democráticos que sufren países como Venezuela, Cuba, Bolivia, Argentina o Nicaragua.

Y no se ha quedado ahí: para Zapatero Iberoamérica es "un ejemplo de pacifismo y alternancia política" entre la izquierda y la derecha. Además ha elogiado el nivel educativo de la población.

Finalmente, respecto a los problemas del continente, entre los que ha destacado la falta de institucionalidad, la violencia, el crimen organizado y la corrupción, ha señalado que todos tienen una causa común: "La desigualdad", ha zanjado, lanzando una vez más la extraordinariamente clasista acusación de que los delincuentes lo son por ser pobres y, sobre todo, olvidando los graves problemas institucionales que los gobiernos dictatoriales de izquierda han generado desde el poder.

España relevante

Estas declaraciones se han producido durante su intervención en la jornada Liderazgo político y reglobalización en América Latina, España y Europa en la Casa de América de Madrid. Zapatero no sólo ha dibujado este insólito panorama en Iberoamérica, sino que se ha llegado a decir que si España quiere ser algo relevante tiene que "entender trabajar y apoyar a Latinoamérica como nación en el siglo XXI", en medio de un orden global "de grandes potencias". Desde luego, si ese entendimiento, trabajo y apoyo es como su colaboración con la dictadura chavista a Hispanoamérica le puede salir muy cara la ayuda española.

Por último, Zapatero pidió no muy sutilmente que nuestro país respalde los presidentes de ultraizquierda que se están imponiendo en la región: "Si España no encara con inteligencia la Latinoamérica que viene, la que quieren la mayoría de latinoamericanos, será una nación cada vez menos influyente, menguante, un actor mas en Europa pero como un país de 47 millones de habitantes, nada más", ha concluído.

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