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El clan de 'los Brunos', objetivo del atropello mortal cometido por 'los portugueses' en la boda gitana de Torrejón

El conductor, que pasó a disposición judicial el martes, es Micael Da Silva ‘el gallego’. Mató a cuatro personas al arrollarlas con su vehículo.

El conductor, que pasó a disposición judicial el martes, es Micael Da Silva ‘el gallego’. Mató a cuatro personas al arrollarlas con su vehículo.
Sanitarios atendiendo a las víctimas del atropello de Torrejón de Ardoz. | EMERGENCIAS 112

El atropello mortal de cuatro miembros del clan de los Brunos durante la celebración de una boda gitana en Torrejón de Ardoz ha puesto de relieve la dureza con la que estos grupos se enfrentan ante la más mínima desavenencia. El conductor, que embistió a una docena de invitados al enlace intencionadamente tras una pelea en el interior del establecimiento, aguardó durante horas en el interior del vehículo para acometer su venganza. Cuando sus objetivos salieron del restaurante barbacoa El Rancho donde tuvo lugar en convite, les arrolló sin compasión.

El trágico desenlace, cuatro fallecidos y ocho heridos -cuatro de ellos de gravedad-, ha desatado todo tipo de avisos y amenazas por parte de los familiares de las víctimas. Los miembros del clan de los portugueses ya han hecho lo que tenían que hacer, según su ley: marcharse. De no hacerlo, sería una invitación a la guerra que los Brunos se han mostrado dispuestos a librar. No se achantan fácilmente, están acostumbrados a lidiar con este tipo de situaciones.

En esta ocasión, parece que el origen del suceso fue un conflicto amoroso del pasado. Un miembro del clan de los Da Silva habría pretendido o salido con la novia y eso habría provocado que el grupo no fuese invitado al banquete. Aun así, se presentaron en el local e inicialmente les dejaron participar de la fiesta. Pero una rato después protagonizaron una pelea con un familiar del novio y les invitaron a marcharse. Aparentemente, eso hicieron. Nadie podía imaginar que, en ese contexto, Micael Da Silva el gallego pudiera esperar en su coche, aparcado en un callejón, para utilizarlo como una segadora y acabar con la vida de sus rivales.

Guerra entre clanes

Muy posiblemente las desavenencias entre estos dos clanes no empezaron aquella noche, ni siquiera con la relación que acabó en boda. Ambos tienen un largo historial de detenciones y condenas por delitos como pertenencia a organización criminal, tenencia ilícita de armas, amenazas o tráfico de drogas.

La familia de los Brunos está afincada en uno de los sectores más conflictivos de la Cañada Real, mientras que los Da Silva (que residen en Madrid) están más repartidos. Algunos eran vecinos en el asentamiento, pero la mayor parte vivía en Villaverde hasta el momento del suceso. Después, se marcharon de sus casas por miedo a posibles represalias.

Fuentes policiales consultadas por LD señalan que "hay dos disputas típicas entre estos clanes". "Una es por los huecos de la droga, por la droga o por las zonas donde se vende, y otra es por cuestiones de honor, como dicen ellos", explican. En este caso, estaríamos ante el segundo escenario.

No obstante, entra dentro de la ecuación la posibilidad de que pudiera existir un contexto de tensión previo derivado de la rivalidad propia entre clanes de droga. En cualquier caso, la actuación de Micael Da Silva de los portugueses encaja con la que suelen tener los miembros de un clan en estas situaciones.

"Es es su ley. Cuando hay una cuestión de honor, lo salvo matando a cuatro personas y me quedo tan campante", señalan a este periódico, "esta gente vive en su mundo, en una sociedad paralela a la nuestra". Los miembros de estos clanes defienden su territorio, su familia y su negocio con su propia vida.

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