
Salvador Iglesias es el padre de la niña de Baleares a la que el TSJB ha negado el derecho a estudiar en español en, al menos, el 25% de las asignaturas. Se trata del primer padre que interpuso una denuncia en Baleares contra la inmersión lingüística.
Su cruzada empezó hace años con el hostigamiento que ha sufrido en sus carnes en la administración pública balear en la que trabaja. Salvador Iglesias se niega a que su hija viva lo mismo en las aulas porque sabe bien lo que es pensar diferente en un entorno hostil.
La gota que colmó el vaso llegó durante la pandemia cuando su hija se presentó con un problema de matemáticas con una nota adjunta del profesor pidiendo perdón porque el texto estuviera en español. "Lo que no puede ser es que lo primero que lea es que piden disculpas porque el problema esté escrito en castellano, porque no se puede decir español y que lo primero que hay que hacer en el ejercicio es traducirlo al catalán", recuerda Salvador en declaraciones a esRadio.
Su hija había vivido en Baleares hasta los 7 años pero después estuvo unos años residiendo en EEUU con su madre. A su regreso a España, en 1º de la ESO, se encontró con que no entendía las asignaturas. "Un curso ya demasiado relevante como para perderlo". Es más, Salvador recuerda que su hija, "aún con la doble nacionalidad, no sacaba buenos resultados en inglés porque le pedían que tradujera del inglés al catalán y del catalán al inglés. ¿Estamos locos? Ya quisiera yo pasarle a esta profesora una traducción del inglés al búlgaro".
Si quería refuerzo en español, tenía que ser en horario lectivo perdiendo, por ejemplo, clases de Historia. "Aquí se está tergiversando la situación. Aquí no se trata del dominio lingüístico. No se trata de saber catalán o de saber español. Se trata de aprender contenidos complejos, como las matemáticas, en una lengua comprensible. Punto".
"En Chicago las señales están en español"
Salvador encontró el soporte legal que necesitaba a través de la asociación Hablamos Español y ahí comenzó un periplo aún sabiendo que "la justicia es lenta y no lo iba a solucionar para su hija". Pero quizá sí para otros niños cuyas familias en su misma situación "no se atreven a alzar la voz porque hay miedo y hay señalamiento en los colegios".
Lo hace a pesar del alto precio a pagar: que su hija debe volver a Chicago con su madre para poder continuar con sus estudios. "Allí está feliz. Le llama la atención que allí las señales y las indicaciones están en español, cosa que en Baleares es impensable".
El TSJB expone en su auto que deniega a esta menor su derecho en aras del interés general. "Esto hay que repetirlo tres veces para terminar de creérselo", dice Salvador, al tiempo que recuerda que su petición no ha salido adelante por poco porque "tiene tres votos a favor de la denegación y dos que apoyan mi posición; la mayoría son tres".
"Crear una identidad catalana"
En cualquier caso, su camino no termina aquí y su siguiente paso será ante el TS. "Aquí los nacionalistas catalanes llevan 30 años controlando la administración pública y la educación. Aquí todo gira en torno a una inmersión lingüística que lo politiza todo y que busca crear una identidad catalana. Pero yo lo que quiero es mi hija aprenda matemáticas".
Los nacionalistas justifican esto "diciendo que los niños son esponjas. No lo son. Están tragando, lo que pueden y algunos se atragantan y fracasan en la escuela porque llevan una desventaja con respecto a los castellanoparlantes ¿Y por qué mi hija va a llevar esa desventaja?", se pregunta.
Una afirmación que se apoya en datos de la EPA: Baleares es la cuarta comunidad española con la mayor tasa de abandono escolar temprano. En 2020, 530.000 jóvenes habían dejado sus estudios a los 18, o antes. Sin embargo, el año anterior, el Gobierno de Armengol decidió no invertir en refuerzo escolar ni un euro del medio millón que recibió del Estado. Sií destinó, sin embargo, 3 millones al fomento del catalán.