La intervención de la diputada de Vox, Carla Toscano, en la tribuna del Congreso, aludiendo a la relación de Irene Montero con Pablo Iglesias como mérito para ascender en política, ha provocado un cierre de filas de la izquierda en torno a una ministra totalmente cuestionada por el bodrio de la ley del ‘sólo sí es sí’, cuyos primeros efectos han sido la rebaja de penas a condenados por delitos de abusos o agresión sexual.
La ministra pasó en cuestión de horas de cadáver político a mártir, dándole la vuelta a una semana muy complicada, en la que también fue criticada por amplios sectores de la izquierda, medios de comunicación, abogados y asociaciones judiciales. Pero la intervención de Toscano provocó un cierre de filas automático en el Congreso, donde fue ovacionada largamente por todos los partidos de izquierdas y separatistas.
Incluso el propio Pedro Sánchez, que el miércoles por la tarde evitó respaldar a la ministra de Igualdad durante una rueda de prensa, ponía, a los pocos minutos del enfrentamiento con Toscano, un tuit en el que le mostraba "todo su apoyo". Y ayer jueves, el presidente del Gobierno se hacía eco del incidente durante un acto en Ferraz, en el que inauguraba la Internacional Socialista de Jóvenes, afirmando que se había vivido el día anterior "un caso de hooliganismo político de la derecha y la ultraderecha" lleno de "insultos, descalificaciones y ninguna propuesta", metiendo en el mismo saco al PP, que ya se había pronunciado en contra de la intervención de la de Vox.
Por si no había sido suficiente, los compañeros de Irene Montero en el Congreso han continuado con el show de desagravio, y la han recibido este viernes con un ramo de flores y coreando la consigna con la que Podemos dio el salto a la política, el famoso "sí se puede" al que han añadido "con Irene".
Una vez más Montero ha dado muestras de esa sentimentalización de la política que tanto gusta a la izquierda, agradeciendo el apoyo con la voz entrecortada y a punto de hacer pucheros.