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La última madre secuestradora entra en prisión, pero su hijo continúa "en paradero desconocido"

Laura Molinilla Marcos ha sido condenada a 4 años de prisión por sustracción de menores. Su exmarido sigue sin recuperar a su hijo después de 7 años.

Laura Molinilla Marcos ha sido condenada a 4 años de prisión por sustracción de menores. Su exmarido sigue sin recuperar a su hijo después de 7 años.
Laura Molinilla Marcos se despide de sus familiares antes de entrar en prisión | Europa Press

Antes de que finalizase el plazo dado por la Justicia, Laura Molinilla Marcos -la madre que secuestró a su hijo en Palencia hace casi 7 años- se avino este domingo a entrar voluntariamente en prisión para cumplir la condena de 4 años de cárcel impuesta por el Tribunal Supremo. Sin embargo, no ha procedido a la entrega del menor al padre, tal y como le exigía el Juzgado de lo Penal Número 1 de Palencia.

"El niño se encuentra en paradero desconocido, estamos procediendo a la denuncia para que la Policía proceda a su búsqueda", ha adelantado a Libertad Digital la mujer de Javier Avellaneda. Este padre palentino se encuentra totalmente abatido tras los ataques recibidos en los últimos días. Después de que la Justicia le diera a su exmujer un plazo de diez días para entrar en la cárcel, ésta organizó una campaña para pedir su indulto al Gobierno y que se paralizase su entrada en prisión a la espera de que el Consejo de Ministros examinase su caso.

El Juzgado de lo Penal Número 1 de Palencia denegó tal posibilidad, por lo que finalmente ha accedido a cumplir la pena en el centro Penitenciario de Villanubla (Valladolid), pero sin entregar al menor que, según defiende, no quiere ir con su padre. "Yo entro y pago el delito, pero he protegido a mi hijo", ha reiterado, después de que la semana pasada asegurase que el niño incluso amenazó con quitarse la vida si le obligaban a ir con su progenitor, el único que hoy por hoy ostenta la custodia y la patria potestad.

Hay que tener en cuenta que a la primera condena ratificada por el Tribunal Supremo por sustracción de menores -y que la castiga a 2 años de prisión-, se suma una segunda condena ratificada el pasado mes de septiembre y aun pendiente de ejecutoria. En total, pesa sobre ella una pena de 4 años de prisión por secuestrar a su hijo y otros 7 meses por abandono de familia, por no llevar a su hijo al colegio.

¿Alienación parental?

La última vez que Javier vio a su hijo Alejandro tenía 7 años. Hoy, tiene 14. En todo este tiempo, Javier Avellaneda está convencido de que la madre ha ido sometiéndole a un proceso de alienación parental que ha dado como resultado la negativa del menor a vivir con él. Por eso, reclama a los medios que no se dejen llevar por lo que digan unos y otros, sino por los hechos probados en las múltiples sentencias ratificadas por el Tribunal Supremo.

En el proceso de instrucción, se llegó a realizar una prueba psicosocial al menor, a instancias de la madre, que dio lugar a un durísimo informe que incluso se inclinaba por otorgarle a Javier la custodia en exclusiva. "Analizados todos los datos en su conjunto, se propone que lo más beneficioso desde el punto de vista psicológico en el momento actual y con las actuales circunstancias es que el menor permanezca bajo el cuidado cotidiano de su progenitor", rezaba el escrito al que ha tenido acceso LD.

La trabajadora social que lo firmaba llegaba a tal conclusión tras constatar el absentismo escolar al que la madre condenaba al menor y que, según ponía de manifiesto, se derivaba de "una decisión unilateral (…) con la intención de obstaculizar las relaciones paternofiliales". A ello sumaba además el "alto nivel de crítica" hacia el padre", reprochando a la madre que no hubiera preservado al menor del desencuentro adulto, lo que, según constataba, había deteriorado las relaciones entre padre e hijo.

Eso es precisamente lo que Javier Avellaneda -sobre el que no pesa ninguna condena por violencia de género- espera que hoy tengan en cuenta quienes defienden que no le sea devuelto el menor. Entre ellos, algunos miembros de su propia familia que, según el padre, están de su parte "porque a ellos sí les ha dejado ver al niño todo este tiempo" y porque mantienen un conflicto previo por cuestiones de herencia.

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