Un 18 de junio de 2017, Pedro Sánchez recuperaba el poder del PSOE. Desde sus propias filas le habían echado de la Secretaría General de Ferraz por mantener un pacto secreto con los separatistas y proetarras –los mismos a los que amparó y lanzó Rodríguez Zapatero–.
Sánchez, de hecho, perdió el mando del PSOE tras derrumbarse en las elecciones generales de 2016 y en medio del ataque de García Page y Susana Díaz esgrimiendo esas acusaciones internas. Y un mes después de recuperar el poder del partido, Sánchez firmó la declaración de Barcelona con el PSC. El documento, sellado un 14 de julio de 2017, fue inmediatamente remitido a ERC. Y ERC lanzaba dos meses y medio después su golpe separatista del 1-O.
Casualmente, el compromiso de Sánchez y el deseo de ERC era el mismo. Y exactamente igual al texto firmado por el ahora presidente del Gobierno: el "reconocimiento de la plurinacionalidad nacional y aspiraciones nacionales de Cataluña". Y ese redactado fue expresamente firmado por Pedro Sánchez justo antes del 1-O y justo un año antes de lanzar su moción de censura con apoyo, casualmente, de ERC y Bildu.
El documento firmado fue bautizado como "Declaración de Barcelona". El reconocimiento del poder catalán fue de tal magnitud que la portada del documento recogió los dos logos por separado: el del PSOE y el del PSC.
En aquella época, el mando del PSOE era del mismo Pedro Sánchez que había recuperado el mando nacional del partido pese a la evidencia de su acercamiento a los separatistas y proetarras. Aquel Pedro Sánchez había vuelto a contar ya con el apoyo pleno de Rodríguez Zapatero. Y, por parte de los socialistas catalanes, contó con el apoyo de Miquel Iceta, primer secretario de los socialistas catalanes, para dar cauce a todas las exigencias de ERC. Hoy el mismo Iceta es ministro de Sánchez.
Sánchez, con los separatistas
En 2014, Artur Mas había dado ya un primer golpe separatista. Es decir, que a nadie le cogía de nuevas la estrategia y desafío máximo de los separatistas. Y, justo tres meses antes –dos meses y medio, para ser más exactos– del golpe conjunto separatista de ERC y Junts el 1-O de 2017, Sánchez firmó de manera formal su compromiso con las exigencias de los separatistas. Justo con los que un años después le granjearon el ascenso al poder en la moción de censura contra Mariano Rajoy en mayo-junio de 2018. Justo con los que ahora le soportan en el Gobierno, pase lo que pase. Justo con los que le dictan los indultos impuestos a los golpistas condenados –la cúpula de ERC–. Justo con los que le han escrito la eliminación del delito de sedición. Justo con los que le han dictado la rebaja de las penas del delito de malversación que cometieron por robar dinero al pueblo catalán para fabricar el golpe contra España y su Constitución. Y justo con los que ahora le exigen ya un referéndum blanqueado y la aceleración en el asalto al TC para que unos magistrados mandatados avalen el nuevo golpe separatista camuflado.
El texto de la Declaración de Barcelona que hoy reproduce Libertad Digital recoge expresamente los siguientes compromisos de Sánchez con los separatistas: "Acuerdo entre la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE y la Comisión Ejecutiva del PSC. Desde hace más de quinientos años las historias de Cataluña y España están entrelazadas". El texto especifica que "la frontal oposición del PP a este Estatuto (el texto catalán pactado por Rodríguez Zapatero con los separatistas) y la sentencia que alteró lo que había votado la ciudadanía acabaron por desbaratar el intento de renovar el pacto de los años 1978 y 1979".
La Declaración añade: "Queremos que Cataluña y el conjunto de España sigan progresando desde el respeto mutuo y una colaboración cada vez más fraternal. Mostramos nuestro convencimiento de que sólo siguiendo un camino de diálogo, negociación y pacto podremos alcanzar una solución satisfactoria". Y señala que "para los socialistas, debe ponerse en marcha desde ya un proceso de fortalecimiento del autogobierno de Cataluña, de mejora de su financiación", y, punto clave, "de mejor reconocimiento de su personalidad nacional".
Hoja de ruta desde 2017
¿Y cómo se haría ese reconocimiento de "su personalidad nacional"? Pues con el siguiente listado.
- "El respeto al modelo de escuela catalana".
- "La reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, incorporando las previsiones sobre el Consejo de Justicia de Cataluña y configurándolo como una instancia desconcentrada del propio Consejo General del Poder Judicial".
- "La modificación de las normas necesarias para reforzar la ya prevista participación de la administración catalana en materia de inmigración".
- Aprobando "una Proposición de Ley Orgánica de reconocimiento y amparo de la pluralidad lingüística de España".
- Asegurando "la presencia de Cataluña y de las culturas catalana y aranesa en la UNESCO".
- "Resolviendo cuestiones relativas a la memoria histórica como la anulación radical y expresa del juicio al presidente Lluís Companys".
- Y, directamente "con una reforma constitucional" que, entre cuatro grandes cuestiones, debía incluir, expresamente, "el reconocimiento de las aspiraciones nacionales de Cataluña".
Todo ello bajo el paraguas, también firmado de forma expresa, del "mejor reconocimiento de la realidad plurinacional de nuestro país". Todo está firmado y es el mapa que no ha dejado de transitar Pedro Sánchez desde hace más de cinco años.