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Irene Montero no incluirá el doble filicidio de Cuenca en las estadísticas por haber sido perpetrado por una mujer

Paola B.C. asesinó presuntamente a sus hijas en el cuartel de la Guardia Civil de Quintanar del Rey en el que trabajaba y vivía, y luego se suicidó.

Paola B.C. asesinó presuntamente a sus hijas en el cuartel de la Guardia Civil de Quintanar del Rey en el que trabajaba y vivía, y luego se suicidó.
Irene Montero, junto a sus compañeras de Podemos en el Congreso | EFE

Tras conocer el brutal filicidio perpetrado por una madre en Quintanar del Rey, la ministra de Igualdad, Irene Montero condenó lo sucedido evitando hablar de la presunta asesina. "Consternada ante el asesinato de las dos niñas de 9 y 11 años en Cuenca. Todo el cariño a su familia en estos momentos de inmenso dolor", escribió Montero en su cuenta de Twitter.

Tras las críticas recibidas por la tardía condena del asesinato de la pequeña Olivia el puente de Todos los Santos a manos de su madre, la ministra se apresuró en esta ocasión a pronunciarse públicamente. Sin embargo, evitó hablar de filicidio o culpar públicamente a la madre. "La protección de la infancia ante todas las violencias debe ser una prioridad para toda la sociedad", se limitó a decir.

Detrás de sus medidas palabras hay un poderoso motivo y es que el asesinato de las pequeñas Iris y Lara no será incluido en las estadísticas de filicidios elaboradas por el Ministerio de Igualdad, como tampoco lo será el de la pequeña Olivia. La razón, simple y llanamente, que el asesino no es un hombre, sino una mujer. Tal y como publicó Libertad Digital hace meses, la única estadística pública que da cuenta de los filicidios -la muerte dada por un progenitor a su propio hijo- es la realizada por la Delegación de Violencia de Género que, sin embargo, únicamente registra los asesinatos perpetrados por los padres.

Más madres que padres

El departamento que dirige Irene Montero oculta así los cometidos por las madres que, en contra de lo que la ministra y su séquito pretenden dar a entender, son más numerosos, tal y como el Ministerio de Justicia reconoció este verano ante la pregunta escrita que una senadora del PP dirigió al Gobierno el pasado mes de junio. Según la tabla elaborada por Pilar Llop en respuesta al principal partido de la oposición, de los 50 filicidios cometidos desde 2007, 26 habían sido perpetrados por la madre y 24 por los padres. Es decir, que, . lejos de lo que muchas veces se da a entender, son más las mujeres que asesinan a sus propios hijos.

A pesar de la obligada confesión, los datos siguen sin ser públicos, por lo que se desconoce cómo han evolucionado las cifras desde entonces. En cualquier caso, ni siquiera en el registro de Justicia se contabilizará el cruel asesinato a tiros de las pequeñas Iris y Lara, de 9 a 11 años. En este caso, el motivo es que el departamento dirigido por Pilar Llop únicamente registra los casos que han sido juzgados y que cuentan con sentencia firme. En el crimen de Quintanar del Rey, la madre y presunta asesina se suicidó tras matar a sus hijas, por lo que el caso no llegará a juicio y, por tanto, no se incluirá en la estadística.

El móvil del crimen

Paola B.C. era guardia civil en activo. A pesar de haber nacido en la localidad gaditana, llevaba 13 años destinada en Cuenca. Primero en Motilla del Palancar y, después, en Quintanar del Rey, la ciudad de su exmarido y donde éste trabajaba en la construcción. La pareja se había separado hace aproximadamente un año y había iniciado los trámites de divorcio.

Según fuentes de su entorno, el proceso no estaba siendo nada amistoso, ya que ambos mantenían una lucha abierta por la custodia de las pequeñas. Según ha podido saber LD, Paola B.C quería llevarse a sus hijas a Algeciras, donde vive buena parte de su familia y donde estaba tratando de pedir destino. Sin embargo, su expareja se oponía radicalmente, por lo que la principal hipótesis de los investigadores es que éste habría sido el móvil del crimen.

El nexo de los últimos crímenes

La lucha por la custodia es precisamente el nexo con otros filicidios perpetrados por mujeres en los últimos años. Ese fue también el detonante del asesinato de la pequeña Olivia en Gijón y de otros tantos secuestros parentales y denuncias falsas que rodean los casos de divorcio más conflictivos. Los de Juana Rivas, María Sevilla o Verónica Saldaña son solo los más sonados de una larga lista de la que Libertad Digital se ha ido haciendo eco en los últimos años.

"El problema no es la custodia compartida, sino lo que subyace debajo de ella, que es esa sensación o creencia tan antigua de que si eres madre tienes todo el derecho sobre tus hijos y eres dueña y señora de ellos, y que el padre no pinta nada", lamentaba el presidente de la Asociación Custodia Compartida de Segovia, a la que pertenecía el padre de Olivia. Néstor Fernández insistía así en que la clave radica en que históricamente "lo natural" haya sido dar la custodia a la madre.

Hasta hace unos años, los jueces solían asumir esta premisa de forma sistemática. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la tendencia ha comenzado a revertirse, hasta el punto de que, según el Instituto Nacional de Estadística, el año pasado los tribunales dictaron custodia compartida en el 43% de los divorcios. "Nos cuesta soltar algo para lo que nosotras hemos sido configuradas, como es la crianza de los hijos", reconocía y denunciaba también Antonia Carrasco, presidenta de Genmad, la Asociación de Víctimas de la Ley de Violencia de Género. Y eso es lo que, a su juicio, hace que muchas mujeres acaben cometiendo semejantes "barbaridades".

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