ERC trabaja ya en la siguiente fase. Confía en que Pedro Sánchez cumpla su promesa de ofrecerle un Tribunal Constitucional ad hoc y diseña su futuro referéndum del 1-O. Esta vez, eso sí, sin necesidad de ataques callejeros porque el desafía pleno a la Constitución y la unidad de España contaría con la venia del Gobierno y de los organismos asaltados previamente. ERC trabaja ya en una pregunta "clara como la del 1-O", con derecho al voto por encima de los 16 años -con lo que los cachorros de la kale borroka catalana podrían votar- y con la única exigencia de tener "residencia" en Cataluña para poder decidir el futuro de esta comunidad autónoma. Eso sí, el resto de españoles no podría votar, claro está. Hablan de una mayoría potencial del "80% del país favorable al referéndum para llevarlo a la mesa de negociación con España", tal y como defienden en su propia documentación. Y subrayan que ese referéndum de independencia es "la mejor vía para lograr la República Catalana".
Todo el texto se expondrá y debatirá en la ponencia política del "Congreso Nacional" que celebrarán este próximo enero de 2023. El redactado defiende que se debe "reimpulsar la mayoría social del 1 y el 3 de octubre" de 2017 y que debe ser la plasmación, según su versión, de la unión "no sólo de las fuerzas políticas y sociales independentistas, sino también de todos los partidarios del derecho a la autodeterminación de Cataluña e, incluso, del conjunto de demócratas que se opusieron a la acción represiva del Estado".
Los republicanos apuestan por una "pregunta clara, como la del referéndum del 1 de octubre de 2017". En esa ocasión la pregunta fue la siguiente: "¿Quiere usted que Cataluña sea un estado independiente en forma de república?". ERC quiere, además, que todas las personas residentes en Cataluña mayores de 16 años y todas las no residentes que tengan derecho a voto en las elecciones al Parlamento de Cataluña puedan tener acceso a las urnas, "tal y como sucedió en el referéndum de Escocia en 2014", afirman ellos.
De ese modo, el voto joven y el inmigrante -unos de los focos más mimados por ERC de forma totalmente tradicional- podrían participar en el referéndum.
Quieren "una victoria clara del ‘sí" para "dar lugar a un proceso de negociación de buena fe entre los Gobiernos catalán y español, con mediación europea e internacional, de cara a llegar a un acuerdo que permita la creación de una República Catalana independiente reconocida a nivel internacional". Y argumentan todo ello, según su versión, en base a los postulados establecidos por el dictamen del Tribunal Supremo de Canadá sobre el referéndum de Quebec. Por lo que respecta a los resultados, ERC no baraja mayorías reforzadas: "La victoria del "sí" sería clara si se reunieran a la vez un mínimo de un 50% de participación, y un mínimo de un 55% de apoyo al "sí" a la independencia". Su versión es que estas exigencias están copiadas de la fórmula de Montenegro.
"Queremos pactar estas condiciones con la sociedad catalana para poder, después, con la máxima fortaleza y consenso de país, presentarlo en la mesa de negociación y debatirlo con España para hacer posible el referéndum que la ciudadanía se merece hacer, y que es la clave para resolver el conflicto político", defienden desde ERC.
El documento expondrá, ademas, que "los avances en la desjudicialización del conflicto y en la agenda antirrepresiva constatan los efectos de la fuerza electoral de Esquerra Republicana, y por extensión del independentismo". Y alardeará de haber hecho cambiar al Partido Socialista "de apostar públicamente para que los líderes independentistas cumplieran íntegramente la condena de prisión" y "para tipificar el delito de referéndum ilegal", a "sentarse en una mesa de negociación aceptando hablar de todo", "indultar parcialmente a los presos y presas políticas", y "tramitar la derogación de la sedición".