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La extraña desaparición de Lucía, a unos metros de su casa: "Los perros se pararon, no pasó de ahí"

Se perdió su rastro el 22 de octubre de 2016, en los 150 metros que separan su vivienda de la de su hermana. "Alguien la cogió", asegura su hija a LD.

Se perdió su rastro el 22 de octubre de 2016, en los 150 metros que separan su vivienda de la de su hermana. "Alguien la cogió", asegura su hija a LD.
La mujer desapareció el 22 de octubre de 2016 en Turre (Almería). | FAMILIA DE LUCÍA GARCÍA

Lucía García Hernández desaparece el 22 de octubre de 2016 en la pedanía de Royo Morera, en la localidad almeriense de Turre. Por su edad, 78 años (hoy 84), y su estado de salud, principio de Alzheimer, en un primer momento se pensó que se habría desorientado y darían con ella rápidamente. Pero no fue así.

La mujer salió de su casa a las 16.00 horas para visitar a su hermana, que vivía a 150 metros de la suya. Estuvo allí unos minutos y se marchó. Tenía que recorrer los mismos 150 metros de vuelta, pero algo pasó en el camino. Su hija Beatriz piensa que "alguien la cogió o le hizo algo", según ha asegurado durante la conversación con Libertad Digital.

"Estuvo como unos 5 o 6 minutos en casa de mi tía. Más de 10 minutos nunca estaba. No quería dejar a mi padre más tiempo solo. Decía que tenía que cuidar de él, aunque estaba mejor que ella", señala Beatriz. Hacía el mismo recorrido todos los días, incluso varias veces en la misma jornada. "Iba y venía". A su hija le cuesta pensar que pudiera perderse.

"Al salir de casa de mi tía, tenía que seguir un muro de unos 50 metros -que es el de la carretera que cruza del pueblo, que viene de la autovía- y luego coger el camino a su casa, que son otros 100 metros más", nos explica. Se lo sabía de memoria, por eso ella cree que pasó algo que no se ha investigado.

¿Qué pasó en esos 150 metros?

La propia Beatriz llegó al domicilio de sus padres 20 minutos después de que Lucía saliera. Su padre le dijo que estaba en casa de su tía. Pero cuando llegó allí se percató de que algo había ocurrido. Sale a buscarla con su coche, recorriendo varios kilómetros de las dos vías que su madre podía haber cogido al salir de casa de su hermana.

No la encontró. Y, quizás la parte más inquietante, nadie la vio. Beatriz se cruzó con varios vecinos del pueblo en la búsqueda que realizó por ambas carreteras, les preguntó si habían visto a su madre -a la que conocían perfectamente- y ninguno de ellos se la había encontrado. Era como si la mujer se hubiese desvanecido.

"Hice 3 o 4 km por las dos carreteras. No es posible que en 20 minutos ella anduviese tanto. Y era muy raro que la gente del pueblo no la hubiese visto", exclama. Pasadas unas horas sin noticias de Lucía, acudió a denunciar la desaparición. "Todos pensaron que se habría perdido y se podía haber caído por allí cerca", comenta Beatriz.

"No hubo investigación", lamenta durante nuestra conversación. "Ella sabía muy bien dónde iba, que era a casa su hermana y a casa de su hija. No iba a ningún sitio que no fueran nuestras casas", asegura. Cree que no se puso suficiente empeño en descubrir qué le ocurrió por tratarse de una persona mayor. "Tiene el mismo derechos a ser buscada", exclama.

Los perros marcaron un punto

Según nos explica, los investigadores la buscaron sólo los cinco o seis primeros días. Después su caso cayó en el olvido. "No se encontró nada... Ni un indicio, ni su ropa, ni sus zapatillas, ni nada", indica. Pero sí pasó algo a tener en cuenta durante las batidas. "Los perros que vinieron aquellos días se pararon en el transformador", explica Beatriz.

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Éste se encuentra justo "en el cruce" de las dos vías por las que Lucía tenía que pasar. Marca justo el inicio del camino -la calle- que lleva a su casa. Según lo que marcaron los perros, "no lo cogió".

"No pasó de ahí", considera Beatriz. Ella cree que este podría ser el punto en el que su madre se hubiera subido (obligada o no) a algún coche.

Lo que tiene claro es que no se fue por su propio pie, "era muy miedosa". Así que no encuentra otra explicación. Nadie ha encontrado rastro alguno en estos 6 años. Su familia no ha parado de buscarla. Durante los ocho primeros meses, cada día. "Hay pastores que salen diariamente al campo, hay cazadores... Y nadie ha visto nada", reflexiona, "ya no sé a dónde ir".

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