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Sánchez acepta negociar con Marruecos una cesión del control aéreo del Sáhara regalando el pasillo energético africano

Si Sánchez acepta el enésimo regalo a Rabat, Marruecos pesará aún más para Occidente y España aún menos.

Si Sánchez acepta el enésimo regalo a Rabat, Marruecos pesará aún más para Occidente y España aún menos.
Pedro Sánchez, en su último viaje a Rabat | Europa Press

El famoso memorándum regalado por Pedro Sánchez a Marruecos en el momento de entregar el Sáhara al rey Mohamed VI ya incluía el propósito de renegociar "la gestión de los espacios aéreos". Ahí quedó una fórmula totalmente ambigua que ahora toma cuerpo y lo hace para mal en el caso de España. El control del espacio aéreo sobre el Sáhara corresponde a España –desde Canarias– y el control de los aeropuertos corresponde a Rabat. Un curioso mecanismo compartido que ahora el rey Mohamed quiere cambiar para asumir en exclusiva y Sánchez no se niega a negociar. ¿Y cuál es la consecuencia? Entre otras, que en caso de que Rabat logre su objetivo, pasaría a ser Marruecos el único garante –y no España– de la seguridad en la franja de mar por la que llega todo el petróleo y gas natural a Europa procedente de grandes productores como Nigeria. Y ese es un objetivo prioritario para la UE, la OTAN y EEUU. Esto quiere decir que si Sánchez acepta el enésimo regalo a Rabat, Marruecos pesará aún más para Occidente y España aún menos.

Todo se va a negociar en la cumbre hispanomarroquí que se celebra en Rabat estos días 1 y 2 de febrero. La reunión de alto nivel incluye una amplia carpeta de temas: problemas fronterizos, de control de inmigración, de intercambio de información policial o, en este caso concreto, de gestión de espacios, como el aéreo, que Rabat considera suyos. Y este último tema se centra de forma muy especial en la mediana marítima con Canarias o la ampliación de la Plataforma Oceánica al suroroeste del Archipiélago canario más allá de las 200 millas de la Zona Económica Exclusiva de cada país. Y en esa franja de mar se encuentran algunos de los yacimientos submarinos más valiosos del plantea en materiales necesarios, por ejemplo, para la fabricación de paneles solares.

Cesiones de Sánchez a Mohamed VI

Sea como sea, lo que está claro es que el rey Mohamed VI ha cogido la costumbre de pedir nuevas cesiones a Pedro Sánchez. Y ahora, de cara a la celebración de la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre Marruecos y España, Rabat pretende volver a dar un mordisco a la órbita de poder española. El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, mantiene por el momento que no habrá más cesiones. Pero Marruecos insiste y la negociación se va a realizar.

El Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación sostiene que no habrá nuevas entregas ante las constantes reclamaciones de Marruecos. Pero el mando aéreo de Rabat insiste en hacerse ya con la gestión del espacio aéreo sobre los territorios saharauis.

La Reunión de Alto Nivel entre ambos países, de hecho, debe servir para concretar los planes de cesión de la protección del Sáhara por parte de España. En caso de que Marruecos consiga su objetivo de tener control absoluto ante de iniciar la cita, literalmente supondría comenzar la reunión sin nada que hablar: si Rabat ya tiene mando pleno sobre el Sáhara, nada habría ya que ceder o negociar.

La XII Reunión de Alto Nivel (RAN) debe servir, según el Gobierno español, para "cristalizar la nueva etapa de la relación bilateral iniciada tras la adopción de la Declaración Conjunta". Esa declaración es la que plasmó la renuncia histórica de España a la defensa de un referéndum para el Sáhara y la que apoyó la integración de este territorio en Marruecos dentro de un mero plan de autonomía.

Exteriores asegura, además, que "las conversaciones con Marruecos en este ámbito se han iniciado en cumplimiento del punto 7 de la Declaración Conjunta del 7 de abril", pero admite que dichas conversaciones "se circunscriben exclusivamente a la gestión del espacio aéreo y la coordinación entre ambos en aras de conseguir mayor seguridad en las conexiones".

Efectivamente aquella declaración incluyó todo un completo plan de cesiones por parte de España. Allí se recogía que "España reconoce la importancia de la cuestión del Sáhara Occidental para Marruecos, así como los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos en el marco de las Naciones Unidas para encontrar una solución mutuamente aceptable. En este sentido, España considera la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver este diferendo".

Además, España asumía "la plena normalización de la circulación de personas y de mercancías", que "se restablecerá de manera ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo". Indicaba que "las conexiones marítimas de pasajeros entre los dos países se restablecerán de manera inmediata y gradual hasta la apertura de todas las frecuencias"; que "se reactivará el grupo de trabajo sobre delimitación de espacios marítimos en la fachada atlántica, con el objetivo de lograr avances concretos"; y que "se iniciarán conversaciones sobre la gestión de los espacios aéreos".

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