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Robo de vino en Atrio: a la miss mexicana y el maleante rumano "les estaba costando colocar las botellas"

Así se recoge en una serie de llamadas en las que expresaron su intención de vender la mercancía robada en Estados Unidos.

Así se recoge en una serie de llamadas en las que expresaron su intención de vender la mercancía robada en Estados Unidos.
Juicio por el robo de vino en el restaurante Atrio. | EUROPA PRESS

Los presuntos autores del robo del restaurante Atrio por fin se sientan en el banquillo de los acusados. Los agentes que han llevado a cabo la investigación lo tienen claro: Constantin y Priscila ejecutaron un minucioso plan para hacerse con medio centenar de las mejores botellas de vino de este templo de la gastronomía española.

El 27 de octubre de 2021, la miss mexicana y el delincuente rumano perpetraron el atraco "sin ningún género de dudas". A pesar de lo que pudiera parecer, por lo singular de la pareja de ladrones, "los hechos fueron cometidos por dos personas que demostraron estar altamente especializados" y "realizaron el robo "con una planificación milimétrica".

Así lo aseguró Policía Nacional durante las pesquisas y ha quedado patente durante la primera vista oral del juicio, celebrada este lunes en la Audiencia Provincial de Cáceres. No hay más que ver el resultado de la operación: un un botín valorado en 1,6 millones de euros. Eso sí, parece ser que les estaba costando -más de lo que esperaban- deshacerse de la mercancía robada.

¿Quiénes son los acusados?

Él es Constantin Gabriel Dumitru, un delincuente profesional rumano de 48 años. En el momento del arresto tenía vigentes otras dos órdenes de detención emitidas por Juzgados de Madrid, en relación con el robo de caldos de lujo en establecimientos del exclusivo barrio de Salamanca en Madrid. Uno de ellos, el de una botella de whisky valorada en 5.250 euros que sustrajo en una tienda gourmet (Lavinia, de la calle Ortega y Gasset) en mayo de 2019, y por el que el pasado 8 de noviembre fue condenado a 12 meses de cárcel.

Ella es Priscila Lara Guevara, Miss Earth Estado de México 2016 (cuando tenía 22 años). Desde entonces, ha trabajado como modelo e intentaba abrirse camino en el mundo de la televisión. Pero parece ser que -por la vía legal- no estaba logrando cubrir sus expectativas laborales, y cuando Dumitru se cruza en su camino se pasa al lado oscuro. En las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad, salen los dos juntos del restaurante con las bolsas en la que estarían los vinos sustraídos de la bodega de Atrio.

Un robo minucioso

La mujer se alojó en el Hotel Atrio formalizando la reserva con un documento falso suizo. La noche de los hechos, ella cenó con su cómplice -que no estaba registrado- en el restaurante y después visitaron juntos la bodega. Una deferencia del personal del establecimiento que es habitual con sus clientes. Durante todo ese tiempo, se comportaron como dos huéspedes más. Tras la experiencia gastronómica, subieron a su habitación y -hasta ahí- todo normal.

Más tarde, el hombre abandona la estancia y se dirige al sótano. Para entonces ya se habría hecho con la llave maestra que abre la bodega y en un cortísimo espacio de tiempo salió de ella cargado con tres grandes bolsas, una en cada mano y otra a la espalda. Dentro irían las botellas robadas, que habría protegido con las toallas que al día siguiente echó en falta en personal del hotel. Cuatro ha detallado en el juicio la mujer que entró a limpiar la habitación 107.

Lo tenían todo pensado. Según la información que facilitó la Policía Nacional, la mujer distrajo al único empleado que en ese momento podía percatarse de sus movimientos con la excusa de que le preparara algo para comer -ya que a esas horas la cocina estaba cerrada-. Entretanto, el varón bajó a la bodega para sustraer el botín. Según ha declarado este lunes el trabajador que la atendió, le sorprendió que quisiera una ensalada y fruta de madrugada.

"Me extrañó que pidiera de comer después de un menú degustación. Llevo diez años trabajando y me ha pasado dos veces", ha asegurado. "Me pueden pedir un café, una infusión o una copa", ha añadido, "pero no de cenar". De hecho, se negó a subirles comida hasta en tres ocasiones. "Yo no soy cocinero". Pero -dada la insistencia- terminó accediendo.

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La botella de Chateau d'Yquem de 1806, en la bodega de Atrio.

Caracterizados y sin equipaje

El robo fue descubierto a la mañana siguiente, cuando los presuntos autores ya habían abandonado el hotel, llevándose consigo algunas de las piezas irremplazables de la colección de caldos del establecimiento cacereño y -con ellas- parte de la historia del mítico restaurante, que abrió sus puertas en 1986.

Tanto es así que el propietario de este templo culinario, José Polo, ha llegado a reconocer este lunes que estaría "dispuesto a negociar un rescate" por la botella de Chateau D’Yquem de 1806 -una de las botellas más antiguas y codiciadas del mundo-, si fuese legal. Era la joya de la corona de su bodega. "No la hubiera vendido ni por un millón de euros", ha añadido.

Respecto a los acusados, no ha podido decir "al cien por cien que sean ellos". "No soy buen fisonomista" y "él llevaba pelo" (una imagen muy distinta a la que ha presentado en el juicio, absolutamente calvo), ha argumentado. También ella se habría disfrazado para intentar evitar su identificación. La directora del hotel Atrio, Carmina Márquez, ha asegurado que "era evidente" que la mujer llevaba peluca.

También ha relatado algo que en su momento vivió como una anécdota pero que ahora encaja con los hechos juzgados. Priscila olvidó sobre una tumbona la mochila que llevaba como único equipaje al registrarse. Ella la cogió para devolvérsela y se percató de que pesaba muy poco. "Usted sí que sabe viajar", le dijo.

Buscaban comprador en EEUU

Unos días después del robo, abandonaron España. Algo que dificultó su localización. Les detuvieron cuando intentaban entrar en Croacia desde Montenegro, por el puesto fronterizo de Karasovi Sutorina. Pero ni rastro de las 45 botellas robadas en el restaurante. De hecho, a día de hoy siguen sin ser localizadas.

Sin embargo, los investigadores sí han podido averiguar que intentaron venderlas en el Estados Unidos. Desde el principio sabían que el destino del vino estaba fuera del país y que el robo podía responder a un encargo. Detrás de estas operaciones suelen estar mafias como la rusa o la china.

Algo pasó que a los acusados "les estaba costando colocar las botellas", ha afirmado el agente responsable del atestado del seguimiento telefónico. Realizaron una serie de llamadas en las que hacían referencia a estos problemas para deshacerse de la mercancía robada y también a la posible venta a un comprador americano como salida a esta situación.

En concreto, menciona una conversación "con un tal Marcos" en la que se llega a hablar del precio del vino e incluso se negocia el posible cambio de una de las botellas por un vehículo de alta gama, para facilitar la transacción. Este contacto se produjo durante la estancia de Dumitru en Países Bajos en noviembre de 2021. Es decir, un mes después del robo.

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