
Propios y turistas no salen de su asombro ante la lona publicitaria instalada en la fachada de la catedral de Barcelona. Un gran anuncio de teléfonos móviles cubre los andamios de las obras de restauración de las cubiertas y el cimborrio del templo. Los visitantes muestran cierta perplejidad ante la utilización de un edificio religioso como la catedral como soporte publicitario y se preguntan también si en la Sagrada Familia hay carteles publicitarios. Se suceden los comentarios en las redes sociales, algunos de cuyos usuarios evocan el pasaje de la expulsión de los mercaderes del templo.
Ante esta salvajada, al actual Deán de la Catedral de Barcelona hay que inhabilitarle para la gestión de ese patrimonio.
— Ignasi Guardans (@iguardans) March 21, 2023
Y que no salgan con lo de "alguien tenía que pagar esas obras. Es falso. @SamsungEspana sabe MUY bien lo que és aceptar condiciones en casos así.
Lamentable. https://t.co/WCRpIqNjPh
La aparición de un cartel publicitario en la catedral no es nueva. Tanto el Ayuntamiento de Ada Colau como el arzobispo Juan José Omella han autorizado el uso publicitario de la fachada del templo. La administración municipal aduce que el anunciante paga una tasa y que el ingreso se destina a obras de mejora del paisaje urbano. Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española, adujo por su parte cuando se instaló el primer cartel, en junio del año pasado, que la Iglesia "debe hacer frente a muchas necesidades" para justificar la utilización comercial de la catedral.
El argumento eclesial es que con esa publicidad se ayuda a sufragar las obras de conservación, de suyo muy costosas, y trata de restar importancia a lo que muchos fieles consideran una auténtica "profanación" del templo. Fuentes del arzobispado sostienen que se intentará retirar la lona cuanto antes aunque no concretan si será antes o después de la próxima Semana Santa o cuando concluyan las obras, en teoría a finales de este año.
Lo seguro es que el cartel cuenta con los preceptivos permisos de la autoridad municipal y del arzobispado de Barcelona y que causa extrañeza y disgusto entre los profanos por la ocultación de un edificio histórico y disgusto entre los creyentes por el uso comercial del templo.