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Borràs y Ponsatí revientan todos los puentes separatistas y destrozan el retorno a Convergencia de JxCat

La presidenta del partido de Puigdemont se niega a renunciar al acta de diputada tras ser condenada por corrupción y la exprófuga cuestiona a Trias.

La presidenta del partido de Puigdemont se niega a renunciar al acta de diputada tras ser condenada por corrupción y la exprófuga cuestiona a Trias.
La exconsejera de Educación de la Generalidad, Clara Ponsatí, junto con la presidenta de JxCat, Laura Borràs. | Europa Press

Semana grande de las divas de Junts per Catalunya (JxCat). La presidenta del partido, Laura Borràs, se niega a renunciar al acta de diputada y exige su restitución como presidenta del parlamento catalán mientras que la exprófuga Clara Ponsatí ha asegurado que no votará al candidato del partido a la alcaldía de Barcelona, el exalcalde convergente Xavier Trias. Ponsatí es diputada en el Parlamento europeo por JxCat pero hace gala de que no milita en la formación mientras trata de ejercer de conciencia crítica del independentismo.

Laura Borràs, por su parte, no sólo se aferra a su acta de diputada sino que está dispuesta a llegar hasta el final en su defensa del cargo de presidenta del Parlament. El hecho de que haya sido condenada en una singular sentencia en la que se pide su indulto parcial para que no tenga que ingresar en la cárcel no arredra a la dirigente independentista, cada vez más aislada tanto en la política catalana como en su propia formación. Borràs no está dispuesta a ceder con el argumento de que la sentencia no es firme, que recurrirá al Tribunal Supremo y a los tribunales europeos cuando se le acabe el recorrido judicial en España y que es víctima de una persecución judicial por ser una dirigente independentista.

ERC y la CUP niegan ese último extremo y presionan para que renuncie a la presidencia del Parlament. El propio presidente de la Generalidad, Pere Aragonès, ha cargado contra Borràs por la situación de interinidad de la cámara autonómica. En la CUP la tachan de corrupta. La prensa editada en Cataluña le exige un paso al lado. Se la trata de "misil extraviado" mientras crece el malestar en su propio partido,

El show de Ponsatí se añade al esperpento de Borràs. La eurodiputada se pasea por Barcelona mientras proclama que no le apetece hablar con ningún juez de Madrid y carga contra su excompañera de "exilio" Meritxell Serret, la exconsejera de Agricultura de Puigdemont reconvertida en consejera de Acción Exterior de Aragonès tras entregarse al Tribunal Supremo. Entre la "detención" de Ponsatí y la sentencia de Borràs se juzgó a Serret en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) por desobediencia por su participación en el golpe de Estado. Un año de inhabilitación y multa de 12.000 euros le pide la Fiscalía. Nada que ver con los cuatro años y medio y trece de inhabilitación que le han caído a Borràs por fraccionar contratos por un monto de 335.000 euros.

JxCat es un partido descontrolado y sin dirección. Puigdemont prefiere el Consell per la República, un grupo de fieles sin conexiones con la vieja Convergencia. El secretario general de Junts, el indultado Jordi Turull trata de reconstruir las bases de lo que fue el partido hegemónico de Cataluña con Pujol. Y Xavier Trias es el candidato escogido para tratar de arrebatar la alcaldía a Ada Colau en una comparecencia electoral en Barcelona que en clave separatista es una batalla de la guerra sin cuartel entre ERC y JxCat. Las encuestas favorecen a Trias a falta de incorporar la irrupción en escena de las divas posconvergentes. El exalcalde oculta las siglas de JxCat aunque se retrata con el fundador de la banda terrorista Terra Lliure. Ponsatí ha dicho que no le piensa votar y Borràs aún espera un pronunciamiento público del candidato de su partido.

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