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Los padres de hijos por gestación subrogada denuncian haber sido "cancelados" por la izquierda woke

"Hay una campaña de incitación al odio orquestada desde el propio Gobierno" y "surge de sectores feministas casposos del PSOE y Podemos".

"Hay una campaña de incitación al odio orquestada desde el propio Gobierno" y "surge de sectores feministas casposos del PSOE y Podemos".
La hija de Antonio Vila-Coro nació por gestación subrogada hace 13 años. | SON NUESTROS HIJOS

España se enfrenta a la imposición de la moral woke. "Es la que nos dice si te puedes depilar o no, porque si lo haces estás siendo inducida por el patriarcado; la que cuestiona si puedes llevar ropa apretada por la calle o si estás sexualizando tu cuerpo; la que determina si es más feminista tener un orgasmo con penetración o sin ella; y, por supuesto, la que censura que puedas tener hijos por gestación subrogada".

Son palabras de Antonio Vila-Coro, vicepresidente y fundador de la asociación Son Nuestros Hijos. Es consciente de que es el momento de combatir con toda la artillería. El debate sobre la gestación subrogada (GS) está encima de la mesa —ahí lo ha puesto Ana Obregón, con el reciente nacimiento de su nieta— y ha llegado la hora de que las familias que han recurrido a esta técnica de reproducción asistida defiendan sus derechos.

"Desde el punto de vista intelectual, es completamente incongruente" que la izquierda se posicione en contra de la gestación subrogada, después de —por ejemplo— abanderar la legalización del aborto bajo lemas como "nosotras parimos, nosotras decidimos". La gestante es una mujer que libre y voluntariamente dona su capacidad de gestar a una pareja que no la tiene.

La moral woke

La mujer gestante no aporta carga genética al bebé, en ningún caso. Se le implanta en el útero un óvulo que previamente ha sido fecundado in vitro y "desde el principio sabe que está embarazada del hijo de otras personas". "No se genera ninguna otra expectativa", destaca Vila-Coro. No debería suponer ningún dilema ético para nadie, porque no lo supone para las partes que participan en el proceso.

"Hasta finales del siglo pasado, la moral pública en España la marcaba la tradición católica. Era la que decía lo que estaba bien y lo que estaba mal, la que emitía sus juicios morales", reflexiona este padre por gestación subrogada, "hoy la moral dominante está marcada por la izquierda woke".

Ésta tiene "sus equivalentes en cuanto a predicadores, sus guardianas y guardianes de la moral, explica el vicepresidente de Son Nuestros Hijos. Por tanto, se producen "los mismos fenómenos de condenación al ostracismo que acometía la religión católica en su día, pero que ahora se llama la cultura de la cancelación".

El odio y la cancelación

"Si dices o haces algo que es políticamente incorrecto, si eres acusado o manchado con algo que no está dentro de la corrección política, como que defiendas la gestación subrogada, seas acusado de agresión sexual o digas una palabra que consideran sexista o que pueda ser mínimamente interpretada como racista o fascista... Eres automáticamente cancelado", asevera.

"Por eso pasan cosas como que si eres Plácido Domingo ya no puedes cantar en ciertos sitios o que si eres padre por gestación subrogada —como le ha pasado al candidato del PSOE en Mallorca, que iba en las listas a las elecciones— tengas que dimitir", explica. "Lo que se está produciendo es brutal, hay toda una campaña de incitación al odio a la gestación subrogada y a las familias por gestación subrogada orquestada desde el propio Gobierno".

Las miles de familias a las que representa la asociación Son Nuestro Hijos están profundamente indignadas por este extremo. "¿Desde cuándo un Gobierno señala con el dedo a todo un sector de la población por las circunstancias familiares y el modelo de familia que tienen?", pregunta su vicepresidente. "Hay toda una campaña de incitación al odio institucional que surge de sectores feministas casposos del PSOE y Podemos que busca estigmatizar a las familias por gestación subrogada e invisibilizarnos".

Necesitan una víctima

"Lo que hacen es señalarnos con el dedo y lanzar campañas de difamación en las que se emiten todo tipo de falsedades y falacias, como que la gestación subrogada es explotación o violencia contra las mujeres", añade. "No quieren que salgamos en medios de comunicación porque saben que nuestra visibilidad va a llevar a una normalización de la GS y en última instancia a una demanda de regulación".

"A mí me gustaría que hablaran con nuestra gestante", exclama Vila-Coro. Él ha tenido la oportunidad de comentar con ella lo que está ocurriendo en España y en concreto las declaraciones de Irene Montero sobre la gestación subrogada como violencia hacia las mujeres, y la donante no daba crédito. "¿Qué me estás diciendo? ¿Pero quién es vuestra ministra para decirme a mí que yo he sido víctima de violencia?", preguntó.

El fundador de Son Nuestros Hijos tiene claro el por qué se realizan este tipo de afirmaciones: "Necesitan inventarse una víctima para justificar su razonamiento". Y por eso "se agarran a los pocos casos de mala práctica en gestación subrogada que hay y eso les hace de soporte". "Son minoritarios pero le sirven para dar sentido a ese sentimiento de rechazo", añade. Lo mismo ocurre con otros argumentos sin fundamento con los que pretenden generar dudas a la opinión pública.

A ningún niño le preguntan

Es fácil escuchar en los debates televisivos que se hable de "el tercer factor". Es decir, que se utilice como argumento en contra de la gestación subrogada que al niño no se le puede preguntar si quiere nacer por esta técnica de reproducción asistida. Pero, como bien recuerda Vila-Coro, no hay ningún niño en el mundo al que se le haya podido consultar previamente si quería nacer en las circunstancias en las que ha nacido.

"¿A qué niño que nace se le pregunta si quiere nacer en una familia determinada o por fecundación in vitro, o si quiere nacer después de que sus embriones hayan sido congelados, o si quiere hacerlo en el seno de una pareja de lesbianas?", es la pregunta que lanza al aire. "¿Por qué hay que preguntarles si quieren nacer por gestación subrogada, si no necesitas hacerlo en un caso de donación de óvulos?", añade.

"Muy probablemente plantee muchas más dudas o conflictos a un niño saber que es hijo genético de una donante de óvulos", exclama. "Pero esto está totalmente normalizado y nadie se lo plantea", asevera. Parece obvio que el nivel de implicación es mucho mayor si se aporta la mitad de la carga genética a un bebé que si se gesta un embrión de otras personas.

Es un negocio, ¿y qué?

Llegados a este punto, ya sólo nos queda el argumento del negocio. "Es una manera de estigmatizar, el decir que esto es cosa de ricos", explica Vila-Coro, "te lo dicen para desprestigiar tu causa". "No es que la gestación subrogada sea un negocio, es que la sanidad es un negocio. Y bendito negocio, porque gracias a él tenemos una esperanza de vida muchísimo mayor que hace 100 años".

Cabe recordar que "gracias al negocio de la sanidad y de la industria farmacéutica se ha logrado que el sida sea una enfermedad crónica con la que se puede vivir". "La salud es un negocio, lo mires por donde lo mires. Y los médicos, aunque trabajen en la sanidad pública, cobran al final de mes", pero que reciban dinero por ello no resta valor a lo que hacen.

"La gente tiene que entender que para que la gestación subrogada se ejecute con garantías tiene que ser llevada a cabo por unos profesionales que son los que permiten que todo se haga correctamente", explica, "pero estos cobran un dinero, como no podría ser de otra manera". "Lógicamente, no van a trabajar gratis. Y eso es lo que hace que los costes se disparen. Cuantas más garantías, más coste tiene el proceso".

La compensación de la gestante

En lo que se refiere a la mujer que dona su capacidad de gestar, lo que recibe es una compensación por las molestias, los riesgos y las responsabilidades que asume con el embarazo que tiene como objetivo traer al mundo al hijo de una pareja que no puede hacerlo por sus propios medios.

Si tomamos como referencia el modelo de Estados Unidos, en realidad es una pequeña cantidad de lo que cuesta todo el proceso. Supone entre un 20 y un 30% del montante (entre 20.000 y 30.000 dólares) que pagan los padres del futuro bebé, que oscila entre los 100.000 y los 150.000 dólares, dependiendo de las eventualidades que puedan surgir desde que se inician los trámites.

Si el Gobierno quiere que, como defienden desde la asociación Son Nuestros Hijos, el proceso se realice con garantías pero se reduzcan los costes, para que no sea cosa de ricos (como dicen) o padres que se endeudan hasta las cejas (como es el caso de la mayoría), lo que tienen que hacer es propiciar "que en España se apruebe la gestación subrogada".

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