El 10 de abril de 1998, el Úlster puso fin con un histórico acuerdo a tres décadas de conflicto. Los Acuerdos de Belfast, rebautizados para la posteridad como los Acuerdos de Viernes Santo, marcaron el principio del fin de unos enfrentamientos sectarios a partir de un consenso que ahora se tambalea, agitado por los efectos políticos colaterales de la salida de Reino Unido de la Unión Europa.

