La Semana Santa ha sido bastante agitada en Oriente Próximo. El pasado Jueves Santo, 6 de abril, el grupo terrorista Hamás atacó Israel desde sus posiciones en el franja de Gaza y el sur de Líbano -a las que ha accedido gracias a sus buenas relaciones con los terroristas Hezbolá-. En total, lanzaron unos 30 cohetes sobre territorio israelí. El Gobierno de Jerusalén ordenó responder con ataques a las posiciones terroristas de las mismas zonas donde habían salido los cohetes.
En una de las zonas donde se produjeron las hostilidades, el sur de Líbano, se encuentra uno de los contingentes más numerosos que las Fuerzas Armadas españolas tienen en el exterior. Unos 700 efectivos, aproximadamente, que tienen como misión custodiar la problemática Blue Line, la franja que separa Líbano de Israel y que no es una frontera, sino una línea de alto el fuego que marca el repliegue de las tropas israelíes tras su avance en la guerra de 2006.
Una vez iniciadas las hostilidades, el alto mando español en la zona ordenó a los militares españoles que se replegasen de sus posiciones hasta la base Miguel de Cervantes (en la localidad libanesa de Marjayoun) y, una vez allí, permaneció durante 18 horas recluido en los 21 búnkeres de seguridad que hay en la instalación española, según ha explicado este martes el general de brigada Melchor Marín, jefe de la Brigada Multinacional del sector Este, a Margarita Robles.
La conversación del general español y la ministra de Defensa ha sido por videoconferencia y se ha producido porque Robles quería interesarse por la escalada ocurrida durante la Semana Santa y por cómo habían pasado esos días los militares españoles. El general Marín le ha dicho que la situación, "en estos momentos, es estable y en calma", aunque al mismo tiempo es "volátil", y que "la moral del contingente es alta".
Según ha detallado el alto mando español, una vez empezaron los ataques de respuesta israelí sobre el sur de Líbano, la reacción de la Brigada Multinacional fue cancelar todas las actividades operativas en las 25 posiciones que controlan y ordenar acoger a su personal en los diferentes refugios, con capacidad para 2.000 personas, lo que se hizo "en pocos minutos".
Desde ayer lunes, el mando de UNIFIL, la misión de la ONU bajo la que se encuentran los militares españoles, ha ordenado incrementar el número de operaciones de disuasión contra futuros o posibles lanzamientos de cohetes, en coordinación con las Fuerzas Armadas libanesas "que son los primeros interesados en que su territorio no sea utilizado para actividades hostiles", ha señalado el jefe del contingente español.
Por su parte, el jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante general Teodoro López Calderón, que según ha informado el Ministerio de Defensa se encontraba también presente en la videoconferencia, ha pedido al contingente "reforzar toda la seguridad ahora y hasta el final del despliegue", previsto para dentro de un mes, cuando los legionarios desplegados ahora en Líbano sean relevados por un nuevo contingente español.