El dramaturgo Albert Boadella ha recibido el premio Sant Jordi de la entidad constitucionalista Sociedad Civil Catalana (SCC) y en agradecimiento ha descrito con todo lujo de detalles el erial en el que se ha convertido Cataluña. El que fuera director de Els Joglars y uno de los personajes más perseguidos por el pujolismo, ha retratado a la clase artística de Cataluña en términos tan exactos como duros. "Lamento tener que decir que siento un desprecio absoluto por los colegas de mi gremio que trabajan en esta comunidad. En última instancia puedo comprender sus razones de subsistencia, pero no las de su silencio, un silencio escandaloso en lo personal, impropio, un escarnio a la libertad. No son artistas, son empleados del régimen, cumplen disciplinadamente con los objetivos del gobierno regional", ha advertido Boadella.
También ha comentado que "los ciudadanos de este territorio, siempre tan absortos en sus hechos diferenciales, quizá no perciben que el único hecho diferencial que nos queda en Cataluña es el silencio. Esas razones son las que me hacen de nuevo agradecer a SCC que haya organizado este encuentro tan cálido aquí con todos ustedes, en este lugar tan acogedor, entre los libros (el acto se celebró en la librería barcelonesa Byron), como una especie de catacumba oculta frente a un entorno hostil a la libre cultura, a la democracia y a la libertad".
Las vírgenes y el poder
Boadella ha advertido que "el nacionalismo abona el terreno para la adhesión de todas las actividades públicas a los principios del régimen supremacista" y ha recordado el gag de TV3 contra la Virgen del Rocío. Al respecto ha recordado que él utilizó la figura de la Virgen de Montserrat, pero ha recalcado que la diferencia es que ahora quien arremete contra la Virgen del Rocío "es el poder", un poder que ha definido como "un conjunto de funcionarios del régimen que hace años y años que están instalados ahí con unos sueldos extraordinarios. Y por lo tanto cuando los andaluces se sienten ofendidos tiene razón porque es el poder quien lo hace. Aquí se distribuyen los medios los que comulgan con los objetivos nacionalistas. La casi totalidad de la farándula aspira a formar parte de los elegidos y el resultado es el que vemos, la decadencia cultural de una ciudad como Barcelona y de toda la región".
El dramaturgo ha recordado que hace dos décadas rechazó la Cruz de Sant Jordi de la Generalidad, pero que acepta la distinción de SCC porque "este es un Sant Jordi que trata de liquidar al dragón supremacista". También ha criticado que el nacionalismo haya convertido el catalán en un "instrumento de guerra", razón por la que explicó que utiliza el español hasta para tomar notas personales en su agenda. Para él, "hablar en español es fruto de mi más absoluta desobediencia a los fines que intentan imponernos los actuales dirigentes autonómicos"
Dijo también que los artistas en Cataluña se han convertido en "empleados de algo que llaman cultura". "Hay un nuevo espécimen de funcionario del arte, se comportan como auténticos maestros en corrección política. ¿Cómo se puede hablar de libertad si hoy los que se definen como artistas están adscritos a la misma ideología y a un mismo equipo político? No hay más que escuchar las intervenciones de los premios Goya". Esa situación, según Boadella, ha alcanzado en Cataluña su máxima expresión e implantación. Se trata de un "gozoso sometimiento de nuestro gremio a la cultura de Estado, un tributo de vasallaje que tiende al pensamiento único. La mayoría se ha amoldado a la sopa boba a cambio de una supuesta estabilidad, pero la seguridad es algo incompatible con el artista".
Elogios de SCC
La presidenta de SCC, Elda Mata, ha presentado a Boadella, el primero en recibir el premio Sant Jordi instaurado por la entidad, como "el máximo exponente de una cultura libre al servicio de la verdad, la razón, la justicia y la dignidad de todos los ciudadanos frente a los fanatismos"
Ha subrayado además que Boadella hace gala de una "honestidad abrumadora, derivada del respeto hacia uno mismo" que lo convierte en "un referente moral de nuestra época", pero que, al mismo tiempo "le ha complicado enormemente la vida, la profesional y la personal". Ha denunciado, en este sentido, "el señalamiento, vandalismo, ostracismo y sufrimiento" causado al dramaturgo en las últimas décadas.