Millones de españoles están llamados este domingo 28M a depositar su voto en las urnas para elegir a los que serán sus representantes durante los próximos cuatro años en ayuntamientos, diputaciones forales y buena parte de los parlamentos autonómicos. En la gran mayoría de los municipios se hará con total libertad, aunque no será así en algunas localidades de País Vasco, Navarra o Cataluña, en los que la presión nacionalista sigue siendo asfixiante.
En las últimas horas se ha presentado, precisamente, un elaborado estudio sobre cómo el terrorismo y la presión nacionalista modificó el censo electoral entre 1977 y 2022 y cómo benefició de manera clara a las listas electorales de partidos nacionalistas en el País Vasco. Un informe que ha sido elaborado por el Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEFAS) de la Universidad San Pablo CEU.
En el mismo, se recoge que el inicio de este éxodo provocado por los asesinatos y las amenazas de ETA y la hostilidad hacia todo aquel que no fuera nacionalista comenzó en el año 1977 y que el destino de esas personas fue otras zonas de España o, incluso, el extranjero. A todo esto, se sumaron las dificultades económicas derivadas de la crisis industrial vizcaína, así como un abrupto descenso de la natalidad en Vizcaya y Guipúzcoa.
Los datos recogidos en el estudio indican que, si se compara la población nacida en España que vivía en la comunidad autónoma vasca en enero de 2022 con la de 45 años antes, y descontando el saldo entre nacimientos y muertes acumulado en ese lapso, el resultado es que banda terrorista ETA y el nacionalismo han provocado la merma de un 9 por ciento de población vasca entre 1977 y 2022, lo que serían unos 180.000 españoles nativos.
Pero la modificación del censo para expulsar a los no nacionalistas del País Vasco no sería de esta cifra únicamente, pues ese éxodo también implica una pérdida demográfica adicional de varias decenas de miles de habitantes más, que son los hijos e incluso los nietos de aquellos que tuvieron que abandonar del País Vasco.
El estudio deja en evidencia cómo la comunidad vasca ha perdido población de origen español durante estos últimos cuarenta años, ganando solo población neta gracias a la inmigración extranjera, mientras que otras regiones limítrofes al País Vasco como La Rioja, Cantabria o Navarra han ganado población tanto española de origen como proveniente de otros países.
Otro de los datos curiosos que pone de relevancia el informe de la Universidad San Pablo CEU está relacionado con la pujanza económica de la región y el efecto que el terrorismo ha supuesto para ella. Aporta los datos del peso que en la economía españolaba aportaban las regiones del País Vasco, Cataluña y el área de Madrid suponían en 1955, en 1975, en 1995 y en 2019. Lo que se aprecia es un descenso general de la importancia económica del País Vasco y un aumento de Cataluña (frenado por el proceso independentista) y de Madrid.