La convocatoria de elecciones generales para el próximo 23-J está haciendo trabajar con intensidad a las maquinarias electorales de todos los partidos políticos. Algunos de ellos, ante la posibilidad de que los resultados no sean los mismos que en diciembre de 2019, están optando por blindar en las candidaturas a sus principales espadas o a los más cercanos al líder. En el PSOE están incluyendo en las listas a los más cercanos a Pedro Sánchez, dejando fuera a las promesas más jóvenes.
Un reflejo claro de ello es la inclusión de Mercedes González como la número 10 del PSOE en las listas por la circunscripción de Madrid. Su actual cargo de directora general de la Guardia Civil es incompatible con su inclusión en las listas electorales, por lo que González deberá dimitir en los próximos días y el Ministerio del Interior deberá buscar un nuevo responsable del Instituto Armado para los próximos meses, a la espera de qué resultados haya el 23-J.
La dirigente socialista trata de asegurarse un cargo público en la próxima legislatura en el caso de que los socialistas alcancen al menos los 10 escaños en la capital y su área de influencia -algo difícil, pues sacó ese número en diciembre de 2019 y casi todas las encuestas indican que perderán representación-, algo que seguro que no haría si permanece al frente de la Guardia Civil en espera de que Pedro Sánchez pueda repetir como presidente del Gobierno.
La dimisión de Mercedes González en próximas fechas, después de que tomara posesión como la máxima responsable del cuerpo el pasado 4 de abril, en sustitución de una María Gámez, que tuvo que dimitir cercada por el caso Mediador o Tito Berni y las investigaciones judiciales a su marido, la situaría como la directora general del cuerpo más breve de la democracia. Habrá estado al mando del cuerpo tan sólo 2 meses y unos días.
Los datos de la propia Guardia Civil indican que la institución ha tenido 14 directores generales desde la instauración de la democracia en España en 1978. El más breve hasta ahora había sido el teniente general Pedro Fontenla Fernández, que llegó al cargo el 2 de julio de 1979 y lo abandonó el 19 de abril de 1980. Es decir, hasta ahora el menor tiempo durante la democracia de un director general del Instituto Armado había sido de nueve meses y algunos días.
El director general con más tiempo al mando en este periodo es seguramente el de más infausto recuerdo para todos los agentes del cuerpo. Se trata del socialista Luis Roldán, que tomó posesión a finales de octubre de 1986 y fue sustituido en diciembre de 1993, es decir, más de siete años, estando en ese momento ya huido de la justicia después de haber introducido la corrupción en el seno de la institución y de haberse enriquecido cobrando comisiones por las obras de remodelación de los cuarteles.