Lucía García Freije lleva la mitad de su corta vida sin ver a su padre. "A día de hoy soy un desconocido para ella", dice Juan Miguel. Su madre se la llevó el 26 de diciembre de 2022 del domicilio de sus abuelos paternos en Lorca (Murcia) y no ha vuelto a saber nada de ninguna de las dos. No contesta al teléfono, su familia no les da explicaciones y la angustia por conocer el estado de la menor va en aumento. Él y sus padres se encargaron de criar a la bebé desde que nació.
"No había custodia pero sí un acuerdo verbal", señala, "no creímos que fuese necesario tomar otro tipo de medidas". "Se consideró que -por su bien- la niña estaba mejor con nosotros. Ha estado viviendo aquí, empadronada por ella, con su consentimiento... Tenía acceso a su hija cuando quería", dice este padre que no encuentra explicación al comportamiento de la mujer. "Venía a verla, a pasar unos días con ella y se la llevó".
Juan Miguel prefiere no dar detalles de su relación con la madre de Lucía ni los motivos que propiciaron que la pequeña se quedara con él desde el principio. Sólo quiere hablar de su hija, defender sus derechos y recuperarla. "No estoy aquí para hablar de ella, ni de mí. Esto es por mi hija, por los derechos de mi hija, que no se están cumpliendo", insiste durante la entrevista concedida a Libertad Digital. "No sabemos a qué viene el interés que tiene ahora por la niña".
El secuestro de Lucía
La madre de la menor, Patricia Freije Luengo, quedó el 26 de diciembre de 2022 con la abuela paterna de su hija para pasar juntas un par de días. Inicialmente se iba a quedar en un hotel, pero Juan Miguel estaba fuera por trabajo y le dieron la posibilidad de que se quedara en la casa familiar. Ella -supuestamente- había aceptado el ofrecimiento.
La sorpresa de los abuelos fue mayúscula cuando vieron que Patricia aparecía con varias personas. "No vino sola. Cogieron a la niña y se la llevaron. Ya son seis meses sin saber nada de mi hija. Ella está es completamente desaparecida. No hay señales de ningún tipo, ni en el juzgado ni en ningún sitio. No sé cómo puede estar la niña", dice desesperado.
"Es que son seis meses sin tener contacto con su familia... sin una llamada, sin poder ver a sus abuelos, a su prima, a su tío, a la gente con la que ha tenido relación durante sus primeros meses de vida", advierte. Él no entiende por qué Patricia le hace esto a su propia hija. Durante el tiempo que ha vivido con ellos, ella "ha tenido relación con la niña, no se le ha negado nada".
Patricia, en busca y captura
"Los jueces han decidido unas cosas y yo, como padre, estoy luchando para que se cumplan. Están en juego los derechos de mi hija", asevera, "hay una orden de búsqueda y captura, y devolución de la niña". Hace una semana, un juzgado de Lorca emitió un auto en el que se "decreta la búsqueda, detención y presentación de Patricia Freije Luengo".
Al mismo tiempo el juez acuerda una serie de medidas cautelares para evitar la salida de la bebé al extranjero. Algo que complicaría la restitución de la menor a su padre, como ha denunciado en varias ocasiones Joaquín Amills, presidente de la asociación SOS Desaparecidos. Entre ellas, la expedición de pasaporte de la menor o la retirada del mismo (en caso de tenerlo).
Juan Miguel tampoco entiende por qué la justicia ha tardado en actuar en su caso. "A mí en diez minutos me hubieran encontrado y metido preso", asegura. "Yo no quiero nada malo para esta persona (patricia)", añade, "es la madre de mi hija y considero que Lucía también tiene que tener una madre. Lo único que quiero es encontrar a mi niña y que se respeten sus derechos".