
Junts per Catalunya (JxCat) va camino de la irrelevancia por la inflexibilidad de sus principales dirigentes, la presidenta, Laura Borràs, el secretario general, Jordi Turull, y el expresidente prófugo Carles Puigdemont. Tras quedar fuera de los gobiernos de las diputaciones de Tarragona y Lérida ahora se ven fuera del de Barcelona por su negativa a reeditar el pacto con el PSC en respuesta a la operación que arrebató la alcaldía de la capital catalana a Xavier Trias.
La negativa de Turull, bendecida por Borràs y Puigdemont, a pactar en la Diputación de Barcelona con el PSC ha sido objeto de una fuerte contestación interna y ha causado la ruptura del grupo de JxCat en la cámara provincial. Los alcaldes de Igualada, Marc Castells, y de Torroellas de Foix, Sergi Vallès, independientes que se presentaron en una candidatura compuesta con Junts, han decidido dar su voto a la candidata socialista a presidir la institución, la alcaldesa de Sant Boi Lluïsa Moret. El PSC les recompensará con su entrada en el gobierno de la Diputación y con una serie de inversiones en sus localidades y los entornos que están por determinar.
Con la incorporación de estos dos alcaldes el PSC se garantiza 25 votos de un total de 51. Los socialistas tienen 17 diputados; Junts, 12 que se quedan en 10 por la fuga de los citados alcaldes; ERC, 11; En Comú, 5; PP, 4; Vox, 1 y Tot per Terrassa, 1. Los socialistas suman a Tot per Terrassa, los dos de independientes que se presentaron con Junts y los cinco de los comunes. Quedan fuera de la ecuación Vox y el PP.
La pérdida de influencia de Junts está generando un fuerte debate sobre la capacidad de gestión de Turull y la estrategia que emana de Waterloo, con un cada vez más acorralado Puigdemont. A eso hay que sumar la dificultades financieras para sostener la campaña electoral y la pérdida de poder institucional tras salir del gobierno autonómico catalán y renunciar a los pactos para mantener sus cuotas en las diputaciones. De hecho, sólo controla la de Gerona.