
La OTAN ha hecho público en las últimas horas su informe anual de actividad del año 2023. Un tipo de informe que cada año incorpora los datos relativos a la inversión que realizan todos los países aliados en materia de Defensa y que tiene como referencia los compromisos que se adquirieron en la cumbre de Cardiff (Reino Unido) en el año 2014: inversión del 2 por ciento del PIB en Defensa y un 20 por ciento de ese montante económico en nuevo equipamiento.
Un año más, el análisis realizado por la Alianza Atlántica deja en evidencia no sólo la inversión que destina España sino el valor de los compromisos internacionales que alcanzan los políticos españoles. Y todo ello en un momento donde la invasión rusa de Ucrania ha provocado que muchas voces dentro de la alianza política y militar sitúen el 2 por ciento comprometido en un mínimo que habría que superar ampliamente.
Los datos del informe anual 2023 de la OTAN colocan a España como el tercer país aliado que menos dinero invierte en su propia defensa y, por consiguiente, en la defensa colectiva de los aliados. Exactamente, según el análisis realizado por los técnicos de la alianza, España tan sólo invirtió el 1,24 por ciento de su PIB en materia de Defensa. Muy lejos del 2 por ciento al que se comprometieron a llegar para este 2024 y que España no prevé que se alcance hasta 2029.

España sólo invierte porcentualmente más dinero que los gobiernos de Bélgica y Luxemburgo, que llevan ocupando los últimos puestos desde hace ya varios años. El primero invirtió solo el 1,21 por ciento de su PIB, mientras el segundo se limitó a un 1,01 por ciento del PIB. Estos dos países y España llevan siendo casi un quinquenio el furgón de cola de la inversión en Defensa de la OTAN.
Once socios cumplen ya con el 2 por ciento comprometido para 2024 (Polonia, Estados Unidos, Grecia, Estonia, Lituania, Finlandia, Letonia, Reino Unido, Hungría, Eslovaquia y Dinamarca). Otros cuatro países que encuentran por encima del 1,75 por ciento de inversión (Francia, Bulgaria, Noruega y Croacia), mientras otros tres están por encima del 1,60 por ciento de inversión (Alemania, Países Bajos y Rumanía).

España sí cumple con el requisito menor de dedicar un 20 por ciento de su inversión a adquirir nuevos armamento, una regla que existe con el objetivo de evitar que dentro de ese presupuesto se puedan meter partidas de gasto que, a la hora de la verdad, no suponen un fortalecimiento real de las fuerzas armadas de cada país. Es una forma de que los socios no hagan trampas.
Pero el cumplimiento de este requisito es algo habitual desde hace años entre los socios, es decir, que es una excepción aquellos países que no lo cumplen. En el año 2023 no lo hicieron únicamente Canadá y Dinamarca. España es el decimoquinto país que más dedica a los nuevos programas de armamento, con el 28,1 por ciento de su inversión, muy lejos de los países que encabezan esta lista: Polonia (53,6 por ciento) y Finlandia (50,8 por ciento).
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