
Ojo por ojo, y diente por diente. Dicho y hecho. José García -de 74 años- ha muerto a manos del hijo del hombre al que mató hace cuatro años. Su familia asegura que el anciano tenía alzhéimer y llevaba cuatro años recibiendo amenazas por parte de los allegados de Manuel Fernández. Un hombre de etnia gitana que falleció como consecuencia de los disparos que el septuagenario efectuó cuando éste entró a robar en sus tierras el 5 de mayo de 2020, acompañado de dos de sus hijos.
José reconoció los hechos descritos. Según explicó durante el juicio, las sustracciones por parte de Fernández eran constantes y estaba harto de esa situación. Finalmente, fue declarado culpable por un jurado popular, que consideró "no probadas" las circunstancias eximentes de la responsabilidad penal que alegó la defensa del propietario de la finca (miedo insuperable y alteración psíquica) y rechazó que el acusado actuara en legítima defensa.
La Audiencia Provincial de Huelva le impuso una condena de 15 años de prisión, aunque cumplió sólo uno. Atendiendo a su avanzada edad y a su enfermedad, el tribunal le concedió la libertad provisional bajo fianza a la espera de que se conociera la resolución del último recurso contra la sentencia, presentado ante el tribunal Supremo. Pero el anciano no ha llegado a conocer la decisión del alto tribunal. El día de la venganza llegó antes que el fallo judicial.
Uno de los hijos que acompañaban a Manuel aquel 5 de mayo, cuando saltaron la valla de más de dos metros que rodeaba la propiedad de José con el objetivo de robar un par de cubos de habas de su huerta -como era costumbre, según el septuagenario-, firmó su sentencia de muerte. Entonces él tenía 13 años y presenció la escena que acabó con la muerte de su padre. Hace unas semanas, poco antes de cumplir la mayoría de edad, se tomó la justicia por su mano.
Premeditadamente o no, el joven de 17 años le propinó una sarta de puñetazos y patadas hasta que lo dejó inconsciente, en una farmacia del municipio onubense de Rociana del Condado (donde vivían ambos). Según aseguraron los testigos, el joven entró en el establecimiento y se abalanzó sobre el anciano sin mediar palabra, golpeándole sin parar hasta que se derrumbó. Cuando llegaron los servicios de emergencia, la víctima fue atendida en el lugar y trasladada al Hospital Juan Ramón Jiménez.
José ingresó en la UCI en estado de coma y no ha podido recuperarse. Apenas un mes después ha muerto como consecuencia de la paliza. Circunstancia que complica la situación del joven, que fue detenido por la Guardia Civil unos días después de la agresión acusado de un delito de tentativa de homicidio (ahora consumado) y puesto a disposición de la Fiscalía de menores (que decretó su ingreso en un centro), según han confirmado fuentes de la investigación a Libertad Digital.
Su entorno siempre ha defendido que él no tenía previsto hacer daño al septuagenario y que reaccionó así por la inestabilidad psicológica que acusa desde que presenció la muerte de su padre. Niegan, por tanto, que el ataque respondiera a un acto de venganza. Así se desprende de las declaraciones realizadas -entre otros- por el portavoz de la familia, José Castro, quien ha asegurado al diario Huelva Información que el joven "se derrumbó al enterarse de que finalmente murió".
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