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Sendero del viento, la secta sexual del "hermano de Jesucristo" que curaba el cáncer con su semen

El gurú utilizaba un batiburrillo de ritos y creencias de diferentes culturas para captar y controlar a sus fieles.

El gurú utilizaba un batiburrillo de ritos y creencias de diferentes culturas para captar y controlar a sus fieles.
Entrevista al lama Losel en Ayto Santander TV, en 2015. | Captura de video

"No puedo rezar a Jesús. No puedo aunque quisiera, porque sería como rezarme a mí mismo". Son palabras de Carlos Herranz Ortega, el líder de una secta de carácter sexual que se presentaba como el "hermano de Jesucristo" y aseguraba que su semen tiene poderes curativos. El varón, que se hacía llamar lama Losel (aunque nunca presentó ninguna certificación que demostrara su condición de maestro budista), es el primer condenado en España por asociación ilícita coercitiva desde que se introdujera esta tipificación en el Código Penal en 1995. El gurú ha manipulado y controlado a sus fieles a su antojo durante años. Y así lo ha reconocido en sede judicial.

Se calcula que lleva cerca de dos décadas viviendo de las personas que le siguen. A sus 46 años de edad, apenas ha trabajado (como refleja su vida laboral). Creó una asociación -Sendero del viento- con supuestos fines benéficos, que utilizó para enriquecerse y recibir todo tipo de favores. Le sirvió -por ejemplo- para que le pagaran el arreglo de la boca o las reformas de su casa, pero también para convencer a las mujeres del grupo al que guiaba de que alcanzarían un nivel espiritual superior si mantenían relaciones sexuales con él (como afirmaron ante la Guardia Civil una decena de testigos, a los que no se permitió declarar durante el juicio).

La suya era una especie de secta a la carta. Daba a cada uno lo que demandaba. "Quieres reiki, te doy reiki. Budismo, te doy Budismo. Cristianismo, pues también", exclama el abogado experto en sectas Carlos Bardavío (que ha conseguido la sentencia condenatoria para Losel por asociación ilícita coercitiva). "Usaba un batiburrillo de ideas que resultaba incomprensible para las víctimas. Pero él les decía que no podían entenderlo porque aún no habían adquirido un nivel espiritual tan alto como suyo", generando en ellos esa "necesidad" de seguir mejorando para poder "elevarse" y -en consecuencia- de acudir a más talleres, retiros y demás actividades (de pago) organizadas por el gurú.

Del Tíbet a los extraterrestres

Eso es lo que explica que en su secta pudieran convivir los cuencos tibetanos, con los implantes extraterrestres y las apariciones marianas. Los primeros -aparentemente inofensivos- le permitían participar en todo tipo de eventos, incluso los organizados por ayuntamientos, para presentarse ante nuevos clientes potenciales. Los segundos, los usaba para meter miedo y así poder someter a los fieles más rebeldes. A las víctimas representadas por Bardavío, "les convenció de que tenían dentro de su cuerpo" esos chips alienígenas y que "se los tenía que sacar porque si no iban a sufrir enfermedades de todo tipo".

Las apariciones de la virgen le venían bien cuando quería cambiar de ubicación, supuestamente en busca de lugares "más energéticos". Así vendió sin levantar sospechas la casa/local (allí vivía y desarrollaba su actividad) que pertenecía -al menos en teoría- a la asociación Sendero del viento en el municipio palentino de Puenteloma. Se pagó con dinero de sus seguidores con el objetivo de establecer la sede de la organización, pero él se la apropió con todo el descaro. De allí, se llevó el cuartel general de la secta a Sigüenza (Guadalajara), donde decía que habría una nueva manifestación mariana.

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Concierto de lama Losel en la Biblioteca Pública Casa de las Conchas de Salamanca, en 2016.

Gurú del "lefazo místico"

Pero, sin duda, nada tan controvertido como los frascos de "néctar sagrado" o "divino" que repartía entre sus fieles "para sanar enfermedades" como la fibromialgia o el cáncer. Según afirmó en uno de los audios que se publicaron en 2018, a una adepta de Galicia -que supuestamente llegó a Madrid desahuciada por los médicos- la curó en tres días con "un poco de mi semen, con esencia de rosa".

Solía fardar de que con su "lefazo místico" podía arreglarlo casi todo. "Si me dices: maestro, quiero que me ayudes a transformarme. Yo te hago ‘rassss’ y te cambio la vida", aseguraba sin pudor. El informe de la Guardia Civil concluyó que el gurú logró convencer a sus fieles de que "si se acuestan con él, conseguirán la libertad espiritual". Un denominador común en las sectas con fines sexuales. Eso sí, "el tantra anal" era para "seres de otro nivel" (como él).

Leyendas de la amrita

"En el momento en el que hay un hombre espiritual y una mujer espiritual haciendo el amor, no hay semen, no hay flujo. Hay amrita", que él traducía como el "néctar divino" que "puede curar enfermedades". En esta ocasión, hizo uso de un término -amrita- que para los hinduistas simboliza el elixir de la inmortalidad. En sánscrito, significa "sin muerte". La leyenda cuenta que, después de beberla, los dioses lograron derrotar a los demonios.

Bajo el nombre de dutsi, también aparece en la mitología del budismo tibetano. Según ésta, el monstruo Rahu por Vajrapani murió, su sangre cayó en la tierra e hizo surgir todo tipo de plantas medicinales. De ahí podría haber sacado la idea del carácter curativo del fluido. Pero nada que ver con el sexo o la "coenergía espiritual" que "se condensa en el flujo y en el semen" de la que hablaba el lama Losel.

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