En Radi Euskadi, el portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, ha denunciado ser víctima de "insultos" en la calle de personas que le instan a volver a su "tierra" y que han sido "alimentadas por discursos de odio" y "antidemócratas" desde "la derecha y la ultraderecha".
Pero no se queda ahí sino que, en una actitud totalmente miserable, compara esta situación con la que vivió durante años en el País Vasco, cuando el terrorismo etarra y los que le apoyaban —gracias a los cuales gobierna Pedro Sánchez—. La bajeza moral del argumento no necesita ser descrito.
El victimismo de Patxi López se inicia lamentando que en el Congreso algunos grupos de la derecha y la ultraderecha han abandonado el debate y las argumentaciones políticas y han optado "por el insulto y la descalificación", convirtiendo las sesiones parlamentarias en una "pelea barriobajera" en la que señalan e insultan a representantes de otros grupos. Grupos que lo que hacen es oposición a un Gobierno que no soporta la menor crítica y al que le importa muy poco lo que piensa la mitad de la población contra la que Pedro Sánchez ha erigido su muro. Son ellos los que, desde el inicio de la legislatura, trazaron la línea entre los buenos (ellos) y los malos (la derecha y la utladerecha). La argumentación sería para reírse, si no fuese porque se trata de un asunto muy serio, pero con los papeles cambiados: los que llevan años señalando a la oposición son precisamente los miembros del Gobierno y sus socios parlamentarios.
Pero no lo ve así Patxi López. A su entender, esa "agresividad y violencia" se traslada fuera de la Cámara y a él le insultan por la calle en Madrid "todos los días", llamándole "traidor" y "sinvergüenza".
Y lo peor del argumentario de López es que ha comparado esa situación con la que sufrió hace años en Euskadi, cuando le atacaban diciéndole "vete para España" y ahora en Madrid le gritan "vete para tu tierra", ha lamentado. "Son los mismos discursos de odio antidemocráticos", concluye de forma miserable. Entre otras cosas, los discursos de odio de ETA y su entorno iban acompañados del tiro en la nuca y el coche bomba. Los rifirrafes parlamentarios entre Gobierno y oposición no deja de ser algo propio de los sistemas parlamentarios. Mientras el español siga siendo un sistema parlamentario, con permiso de Sánchez.