
Este viernes 13 de diciembre es un día señalado en rojo en la Guardia Civil y el Ministerio del Interior. Es el día que el coronel Diego Pérez de los Cobos cumple los 61 años y, por tanto, abandona el servicio activo y pasa a la reserva. El Instituto Armado pierde a uno de sus mandos más reputados, un hombre cuya trayectoria nadie dudaba hace unos años que iba a acabar en puestos de la más alta responsabilidad. El Ministerio del Interior de Fernando Grande Marlaska se deshace de una de sus bestias negras.
Una meteórica y brillante trayectoria profesional que se vio truncada el domingo 24 de mayo de 2020. Ese día, la entonces directora general de la Guardia Civil, María Gámez, llamó por teléfono al coronel, que estaba al mando del cuerpo en la Comunidad de Madrid, para que le informara del informe que sus agentes de Policía Judicial estaban elaborando por orden judicial sobre una denuncia contra el Gobierno por permitir la manifestación del 8-M cuando ya se sabía que el coronavirus estaba desatado en nuestro país.
La negativa de Pérez de los Cobos a informar al Gobierno -la legislación le impedía hacerlo- provocó un enfado enorme en el Ministerio del Interior. Fernando Grande Marlaska, que había pedido a Gámez que realizara la llamada, decidió ese mismo domingo cesarle de sus funciones al mando de la Comandancia de la Guardia Civil de la Comunidad de Madrid. La resolución fue publicada el lunes 25 de mayo de 2020 y estaba firmada por el secretario de Estado de Seguridad y número dos de Interior, Rafael Pérez Ruiz.
El cese provocó una profunda crisis en el seno de la Guardia Civil, solo equiparable a la que había se creado con Luis Roldán y sus casos de corrupción en los años 90. De hecho, provocó la dimisión del por entonces Director Adjunto Operativo (DAO) de la Guardia Civil, el máximo responsable no político del cuerpo, el teniente coronel Laurentino Ceña, debido al malestar interno generado y por estar en contra de la destitución de un alto mando del cuerpo únicamente por haber cumplido con su deber y la legalidad vigente.
Marlaska y Gámez tardaron semanas en encontrar un sustituto. Ningún coronel quiso sustituir a Pérez de los Cobos. La solución fue el teniente coronel David Blanes González, ascendido a coronel ya en el cargo, el hombre al mando de la Benemérita en el aeropuerto de Barajas la noche del Delcygate y que desde hace poco es Mando del Gabinete Técnico de la actual directora general de la Guardia Civil, Mercedes González. Blanes ha pasado en menos de cuatro años de teniente coronel a general de brigada, una carrera meteórica con pocos precedentes y que ha levantado muchas suspicacias.
El coronel Pérez de los Cobos inició entonces una batalla judicial contra Marlaska por su cese que pasó por la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo. El alto tribunal dio la razón al alto mando en 2023 y obligó a Interior a restituirle en el puesto que tenía. Marlaska postergó todo lo posible el mandato judicial y tardó en hacerlo efectivo más de cuatro meses. Blanes abandonó la dirección de la Guardia Civil en la Comunidad de Madrid y saltó al Seprona, al tiempo que era ascendido a general de brigada.
De forma paralela a esta guerra, Marlaska ha venido tomando su propia venganza personal vetando el ascenso a general de brigada de Pérez de los Cobos en al menos cuatro ocasiones. Se ha aprovechado de que el ascenso a general es arbitrario y no se rige de forma escrupulosa como en el resto de ascensos por el escalafón interno. Aunque, eso sí, lo habitual hasta ahora es que este escalafón sea un elemento muy importante para determinar esos ascensos.
La respuesta del coronel ha sido llevar a la justicia todo ascenso a general en cuanto veía un error por parte del Ministerio del Interior, lo que ha provocado serios reveses al departamento de Grande Marlaska, aunque siempre tratando de no pisar en exceso el acelerador para no perjudicar gravemente a ninguno de sus compañeros de uniforme.
El ascenso al generalato habría permitido a Pérez de los Cobos prolongar su servicio activo en la Benemérita hasta los 65 años, pero la guerra con Marlaska ha provocado que tenga que dejarlo este viernes 13 de diciembre. Su despedida oficiosa fue en la celebración del pasado 12 de Octubre. Allí intervino en público por última vez ante sus agentes y aprovechó la ocasión para lanzar dos dardos dirigidos a la línea de flotación del Ministerio del Interior.
El primero, fue dejar claro que deja el servicio activo "con la cabeza alta y la conciencia tranquila". El segundo, para aquellos mandos que prefieren el favor a los políticos que el cumplimiento del deber: "la convicción de haber sido fiel a aquellos compromisos adquiridos: fiel al cumplimiento de la legalidad, a la defensa de nuestra constitución, de la unidad y la integridad territorial de la Patria, leal con mis subordinados, y disciplinado en lo que la verdadera disciplina -tan alejada de la sumisión y el servilismo- puede y debe abarcar".
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