No hubo sorpresa en ERC. Oriol Junqueras se mantiene al frente del partido después de las elecciones internas. Ha ganado con el 52,2% de los votos, en total 3.437 votos, frente al 42,2% (2.777 votos) obtenido por la candidatura auspiciada por los partidarios de Marta Rovira con Xavier Godàs al frente. 371 militantes han votado en blanco, el 5,6%. Ha votado más del 81% del censo de afiliados.
Junqueras se ha impuesto con claridad después de una campaña a cara de perro con duras acusaciones entre los candidatos. Tras semanas de incertidumbre, la militancia ha apostado por Oriol Junqueras, de quien se espera que, amnistía mediante, sea el próximo candidato de ERC a la presidencia de la Generalidad.
Ese es su deseo, frustrado por el encarcelamiento y la inhabilitación tras el golpe de Estado que protagonizó junto a Carles Puigdemont, otro "resistente". Con la reelección de Junqueras se mantienen intactos los liderazgos de los dos grandes partidos independentistas a pesar de la pérdida paulatina de votos.
En los últimos días Junqueras optó por mensajes conciliadores de consumo interno y por endurecer el discurso en relación a los acuerdos con los socialistas tanto en Madrid como en Barcelona.
De cumplir sus promesas, los militantes de ERC volverán a votar sobre el apoyo al socialista Salvador Illa en la Generalidad. En cuanto a Pedro Sánchez, deberá agilizar la condonación de la deuda catalana con el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) si quiere negociar los Presupuestos Generales del Estado con ERC. La intención de Junqueras es apretar las tuercas al PSOE para disipar la creciente impresión de que el apoyo de ERC está garantizado pase lo que pase.
Las tareas de Junqueras
En cuanto a la situación interna, ERC ha quedado fracturada en dos bandos que a priori parecen irreconciliables. Por un lado, los junqueristas, entre cuyos representantes destaca Gabriel Rufián. De otra parte, los "huérfanos" de Marta Rovira, que renunció a optar a la reelección y que ha decidido fijar su residencia en Ginebra a pesar de que en verano abogó por "acabar el trabajo" en alusión a la frustrada independencia.
Junqueras podría estar dos décadas al frente de la formación republicana, todo un récord en ERC, que en 2031 celebrará el centenario de su fundación. Ese es también el año en el que Junqueras pretende que se hayan establecido las bases para celebrar un referéndum legal de autodeterminación.
Pero de momento le espera tarea interna, reconducir las enemistades en el seno del partido, pacificar a los críticos, repartir sillas en la dirección y reactivar un partido que estaba adormecido desde que Pere Aragonès anticipara las elecciones autonómicas.
Un partido roto
Tras conocer los resultados, el candidato perdedor, Xavier Godàs, ha prometido que se mantendrá el espacio político construido contra Junqueras y que tratarán de condicionar en todo lo posible el mandato de Junqueras. "El cambio es inevitable" ha señalado. Su segunda, Alba Camps, se ha quejado de que durante la campaña "se han traspasado líneas rojas". Reconducir el enfrentamiento no será fácil, dados los agravios acumulados durante la campaña interna.
Oriol Junqueras, por su parte, abogó por "sumar", extendió la mano a las candidaturas derrotadas y sacó pecho por los resultados de las elecciones internas. También ha prometido incluir a sus críticos en las diferentes comisiones y órganos de mando del partido. En cuanto a la integración de ERC en el equipo de gobierno municipal de Barcelona, la secretaria general in pectore del partido y concejal republicana, Elisenda Alamany, aseguró que dependerá de lo que decidan los militantes.
Sobre los Presupuestos Generales del Estado, Junqueras ha afirmado que antes de negociar el PSOE tiene que cumplir con todos los compromisos adquiridos. "No habrá más acuerdos si antes no se cumplen con los previos", remachó.