
El motivo de la visita del secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT), Pepe Álvarez, al líder de Junts y prófugo de la justicia Carles Puigdemont era negociar el visto bueno del dirigente golpista a la reducción de jornada hasta las 37 horas y media, pero el encuentro también ha girado en torno a otras cuestiones tales como los Presupuestos Generales de Estado o la ley de amnistía.
El dirigente sindical cree que Puigdemont no tiene la misma opinión sobre la reducción de jornada que antes de hablar con él, pero no ha arrancado ningún compromiso concreto sobre la orientación del voto de los siete diputados de Junts en el Congreso.
En realidad, el encuentro ha servido para intentar "normalizar" a Puigdemont como interlocutor político. La primera en acudir a Bélgica con ese propósito y enviada por Pedro Sánchez fue Yolanda Díaz, que se reunió con el político prófugo tras las elecciones generales del 23 de julio de 2023. Ese encuentro formaba parte de las gestiones y los gestos para lograr el voto favorable de los separatistas catalanes a la investidura de Sánchez.
Ahora ha sido Pepe Álvarez quien ha acudido a la mansión de Waterloo en apoyo de la figura de Puigdemont. De ahí las consideraciones del sindicalista sobre la ley de amnistía. "Es anómalo que yo esté en Bélgica reuniéndome con el líder de Junts, igual de anómalo que no se haya puesto en marcha la ley de amnistía. Tendríamos que poder reunirnos en Madrid", ha declarado a los medios Álvarez.
El dirigente sindical también ha abogado porque Junts facilite la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, algo a lo que Junts se opone si no se ejecutan todas las inversiones retrasadas en Cataluña y se procede a la cesión de las competencias en inmigración, entre otras condiciones.
Sobre los Presupuestos, Álvarez ha mostrado su deseo de que "la legislatura termine con buen pie". A pesar de esas consideraciones, el sindicalista ha negado ser un enviado de Pedro Sánchez y ha asegurado que todos esos temas forman parte de la "agenda propia" de su sindicato.
La mediación de Álvarez coincide con la creciente presión de Puigdemont sobre Sánchez y los avisos para que cumpla con las promesas firmadas para la investidura.