A pesar de la campaña de la izquierda política y mediática, el Juzgado de Violencia contra la Mujer Número 2 de Granada ha denegado las medidas cautelares solicitadas por Juana Rivas, por lo que el menor de sus hijos deberá regresar a Italia con su padre. El juzgado, que ya había desestimado esta Navidad una nueva denuncia por malos tratos, tumba así la última estrategia de la ya condenada por secuestrar a sus hijos en 2017 para separar al menor de su ex, Francesco Arcuri, a quien la Justicia italiana decidió conceder la custodia tras descartar todas las acusaciones y concluir que Rivas tiene un "funcionamiento psíquico severamente patológico" y "grandes habilidades manipuladoras hacia los menores.
Al expirar el plazo dado por la Corte de Apelación de Cagliari para devolver al pequeño Daniel al padre, la de Maracena había decidido recurrir a los tribunales españoles para exigir que escucharan al menor, quien asegura que "tiene un miedo terrible a su padre y que teme por su propia vida si vuelve a Italia", donde la Fiscalía le investiga de nuevo tras una última denuncia de Rivas por malos tratos. La juez de guardia calificó su relato de "serio y convincente", pero decidió inhibirse en el juzgado especializado que, sin embargo, rechaza la competencia de las autoridades españolas para pronunciarse sobre este asunto y, por tanto, deniega cualquier medida cautelar, lo que supondría el regreso del menor a Italia.
Lejos de acatar la decisión, sin embargo, la defensa de Rivas insiste en que esto no altera la suspensión de la entrega acordada por el juzgado de guardia y que, por tanto, el menor seguirá en Granada. Mientras tanto, desde Podemos, ya han iniciado una campaña contra la jueza violencia de género, apelando al "riesgo que es para Daniel convivir con su padre maltratador". "Que una jueza le obligue a ello es violencia y contrario a las leyes sobre derechos de la infancia y de las víctimas de violencia machista", ha escrito en sus redes sociales la exministra Irene Montero.
Una conducta "cíclica y clonada"
La defensa de Arcuri, que augura una nueva campaña de desprestigio contra la jueza, se felicita en todo caso por una decisión que pone freno a lo que ya calificó como una "conducta cíclica y clonada". No en vano, su abogado en España, Enrique Zambrano, ya recordaba hace unos días en declaraciones a Libertad Digital que no es la primera vez que Rivas coacciona al menor para que denuncie algo parecido. "Me obligó a hacer vídeos, me obligó a decir que quiero vivir allí (en Granada), pero yo no quiero vivir allí, yo quiero vivir aquí", llegó a confesar el menor ante la Justicia italiana, donde también relató a los profesionales que siguen su caso que su madre había aprovechado las vacaciones de verano para llevarle a varias psicólogas para tratar de predisponerle contra su padre.
Al no conseguirlo, una vez que el menor ya estaba en Carloforte, Rivas presentó unas capturas de pantalla de supuestos mensajes de su hijo pequeño, en los que éste le pedía ayuda "frente a una escalada de conductas cada vez más graves" por parte de su exmarido. La jueza rechazó, sin embargo, tales pruebas, tras pedirle a uno de los educadores que hablase con el menor para indagar si era cierto. El niño aseguró entonces "que él no había escrito tales mensajes, que en realidad habían sido escritos por la madre, usando aplicaciones y el sistema de capturas de pantalla para cambiar las fechas".
Con todo, la Justicia italiana corroboró finalmente que Juana Rivas no solo dificulta la "relación afectiva con el padre", sino que, además, "mina la serenidad" de sus hijos, sobre los que ejerce un "profundo daño psicológico". Por eso, con el fin de limitarlo al máximo posible, no solo le otorgó la custodia a Francesco Arcuri, sino que, además, limitó las visitas de la madre, de tal manera que determinó que Rivas podría verle "exclusivamente en Cerdeña" para evitar que le siguiera llevando a psicólogas de parte que pudieran hacerle interiorizar unos malos tratos y unos abusos que la Justicia italiana consideraba que jamás habrían existido.
El procesamiento de Arcuri
Aun así, Juana Rivas no se ha rendido. En Italia, ha conseguido que, tras el cambio de representante en la Fiscalía, ésta inicie el procesamiento de su ex por una última denuncia de malos tratos aún sin dirimir. Allí, a diferencia de lo que sucede en España, es el Ministerio Público el que comanda la instrucción de los casos; una instrucción en la que ni se ha escuchado al menor ni se ha permitido al padre solicitar la práctica de determinadas diligencias, algo que se hace una vez que se confirma el procesamiento. La última palabra, no obstante, la tendrá un tribunal y, según la defensa de Arcuri, será la misma sala que ya archivó hechos similares en 2020.
Hasta ahora, la Fiscalía italiana, representado por Gaetano Porcu, nunca se había posicionado a favor de Rivas. De hecho, el fiscal siempre negó haber encontrado daños reales en los menores en las decenas de ocasiones en las que su madre les llevó al hospital, cuando acudía a visitarles a Cerdeña, e incluso llegó a dar orden a los Carabinieri de que no le trasladaran más partes de lesiones sin que se aportaran pruebas de las mismas. Precisamente por eso, las fuentes consultadas por LD solo explican este vuelco en el cambio de representante de la Fiscalía, una vez que Sergio di Nicola ha tomado el relevo a Porcu al frente de la misma.
La realidad, no obstante, es que ni psicólogos ni jueces han dado nunca credibilidad a las acusaciones de Rivas, porque jamás se han encontrado pruebas, porque su actitud nunca ha casado con sus palabras y porque ha quedado constatado que el secuestro perpetrado por la de Maracena —por el que fue condenada en sentencia firme y posteriormente indultada por el Gobierno— "favoreció la estructuración de un proceso de alienación de la figura paterna".