
Ya estaba tardando tiempo Pedro Sánchez en volver a tirar de su comodín favorito: Franco. Cada vez que tiene problemas ante la opinión pública saca a pasear su ‘francomodín’. Y, ahora, en plena oleada horaria de casos de corrupción de su partido y Gobierno no podía ser menos.
Corrupción por todos los flancos
La nueva idea socialista, mientras medio Gobierno está salpicado por el caso Koldo-PSOE, mientras se confirma la mediación de Sánchez en el rescate de Air Europa, mientras el hermano presidencial es procesado por su enchufe en la Diputación de Badajoz, mientras la mujer de Sánchez aparece en llamadas con Javier Hidalgo para desatascar el rescate, mientras Santos Cerdán espera el enésimo informe de la UCO, mientras siguen saliendo prostitutas de José Luis Ábalos enchufadas en puestos públicos o aparecen más juergas en paradores, etc, etc, mientras todo eso abarrota las portadas de los periódicos, el PSOE de Pedro Sánchez se ha sacado de la manga un plan para resarcir del "bibliocausto franquista".
El plan figura ya en documento formal y ha sido registrado en el Congreso de los Diputados. Y es tan simple como su objetivo. Sólo dos puntos:
- "Estudiar y documentar el "bibliocausto español", y fomentar su difusión entre los jóvenes a través de iniciativas educativas y de divulgación científica e histórica".
- "Con ocasión de la conmemoración de "España en libertad. 50 años" reconocer el compromiso con la cultura de libreros, bibliotecarios, editores y autores, durante el golpe de estado y la dictadura franquista".
Traducido: volver a Franco cuando hay tormenta en el PSOE. Por cierto, los 50 años los han calculado contando a Carlos Arias Navarro como presidente demócrata del Gobierno, es decir, con la dictadura vigente. Arias Navarro dejó la Presidencia el 2 de julio de 1976.Pero lo importante aquí era volver al ‘Francomodín’.
El argumento del PSOE
El PSOE argumenta en su texto que "cuando se habla de quema de libros en el siglo XX, la imagen que viene a la cabeza es la de Berlín de 1933, cuando en una gran hoguera ardieron miles de ejemplares de
obras consideradas «antialemanas». Títulos de Stefan Zweig, Voltaire, Einstein, Freud, Engels, Romain Rolland o H. G. Wells, entre otros".
Que "la destrucción nazi en 1933 causó tal impacto que llevó a la revista estadounidense Time a hablar de «bibliocausto» y la revista neoyorquina Newsweek la calificó como holocausto de libros".
Pero, señala su texto, "lo que es menos conocido es el hecho de que, desde el golpe de estado de julio de 1936 hasta el final de la guerra, numerosas hogueras se encendieron en las ciudades y pueblos de España en las que ardieron gran número de publicaciones tildadas de «antiespañolas» y «envenenadoras del alma popular», afirma Francés Tur".
"A medida que avanzaba la guerra y el ejército fascista iba asentando las posiciones, se fueron dictando decretos y bandos que obligaban a entregar o requisar los libros considerados prohibidos. Es el caso de Sevilla, donde Queipo de Llano dio 48 horas a la población para que entregase sus libros y habilitó a falangistas para recorrer librerías y editoriales con el fin de requisar todo el material considerado «pornográfico, marxista, ácrata y disolvente», es decir, un cajón de sastre en el que cabía cualquier publicación", añaden los socialistas.
Por todo ello, los socialistas consideran que ha llegado el momento de combatir el "bibliocausto franquista". Casi un siglo después.
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