
El PSC no se ha sometido al dictado de Junts, que ha presentado en el parlamento catalán una propuesta para negociar con el Estado un referéndum separatista vinculante. El partido del prófugo Puigdemont pretendía probar a los socialistas y a su jefe de filas y presidente de la Generalidad, Salvador Illa, y ha quedado claro que estos no han aceptado el "trágala" que les imponía Junts.
El plan posconvergente ha consistido en llevar a votación el acuerdo de Bruselas suscrito entre el PSOE y Junts para la investidura de Pedro Sánchez en noviembre de 2023. Y los socialistas han dado su visto bueno al prólogo, pero han votado en contra del apartado de dicho acuerdo que abogaba por la negociación entre el Estado y la Generalidad de un referéndum de independencia vinculante.
El PSC, PP, Vox e incluso Alianza Catalana se han opuesto a la negociación de tal referéndum. En el caso del partido de Sílvia Orriols porque consideran que el referéndum ya se celebró en 2017 y sólo falta aplicar el resultado. A favor de la propuesta de Junts han votado ERC, los Comuns y la CUP.
En teoría, se abre esa fase en la que según Puigdemont deben "pasar cosas". El debate de política general en el parlamento catalán era para Junts una prueba sobre el futuro de su colaboración con los socialistas. A pesar de que en Cataluña el partido de Puigdemont es oposición, el prófugo pretendía que el PSC se alineara con el PSOE. Votar el acuerdo de Bruselas era la excusa para que el PSC agachara la cerviz.
De la sintonía entre Pedro Sánchez y Salvador Illa cabe colegir que el presidente del Gobierno estaba al corriente del voto del PSC y que da por descontado que Junts no se avendrá a negociar los Presupuestos Generales del Estado.
El factor Cerdán
La relación entre socialistas y "juntaires" es cada vez más compleja e incierta. El encarcelamiento del secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, ha desbaratado la buena sintonía del PSOE con los nacionalistas de Puigdemont. El prófugo está cada vez más inquieto por su futuro judicial. Considera prácticamente fracasada la vía de la amnistía. El PSOE no ha encontrado un sustituto de Cerdán del agrado de Puigdemont y del secretario general de Junts, Jordi Turull, y eso complica sobremanera las negociaciones en el extranjero y en presencia del mediador internacional.
Por si esto no fuera suficiente para envenenar las relaciones entre ambos partidos, el voto en contra del PSC a negociar un referéndum de autodeterminación aboca a Puigdemont a la ruptura si es que aspira a mantener la poca credibilidad que le queda en el independentismo. En el plano práctico, el voto en contra del PSC a la propuesta de Junts marca una línea roja que debe tener consecuencias en el Congreso de los Diputados.
Nunca como hasta ahora se había registrado una situación tan crítica entre socialistas y posconvergentes. Puigdemont, según las advertencias que lleva haciendo desde diciembre del año pasado, está obligado a dejar de apoyar al Gobierno, acostumbrado por otra parte a una fragilidad parlamentaria que convierte el concurso de Junts en menos determinante que al comienzo de la legislatura.

