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La película de Alicia que hubiese filmado ZP con su "Pensamiento Alicia"

Fui a ver la última versión cinematográfica de "Alicia en el país de las maravillas" (Tim Burton) por ver si sacaba algo en claro sobre la España de hoy, ya que dice el filósofo Gustavo Bueno que el presidente del Gobierno padece, o disfruta, de "pensamiento Alicia". Me aburrí, me desesperé y me entregué a todos los diablos desde el minuto uno de proyección, así que en efecto es la película que podría haber dirigido Rodríguez Zapatero en persona. Pero no creo que esto se parezca a lo de Alicia, la de verdad. Se podrá parecer mucho a esta España, pero nada a Lewis Carroll.

La mejor película dirigida por el autor de esta Alicia, Tim Burton (que no Rodríguez Zapatero), en mi opinión, es una película que no dirigió. Aunque la supervisó, él estaba ocupado por entonces con la secuela de su "Batman", que, vista hoy, en vez de veinte parece que haya sido realizada hace aproximadamente ciento cincuenta polvorientos años, si comparamos su "hombre murciélago" con el memorable "tuneo" del personaje que se ha venido haciendo últimamente, y no hablo, señores críticos marxistas, de la tecnología de los efectos especiales.

La mejor película de Burton que no ha dirigido Burton es, por supuesto, "Pesadilla antes de navidad", "un clásico instantáneo", como dicen los anglosajones. Antes de eso y después, ha habido de todo en este creador, pero más de una cosa que de la otra. Tim Burton va a resultar al final que no es el genio que todos queríamos y necesitábamos; que todos celebrábamos entusiásticos al amor del fuego de la postmodernidad, sino sólo un magnífico creativo. Y en no pocas ocasiones ya un hábil "decorata" (no vamos a cometer la crueldad de recordar aquella distinción que hacía Ortega entre ideas y ocurrencias, porque además sería injusto: Burton, dependiendo de los ratos, ha tenido a veces algo más que ocurrencias, y otras veces bastante menos).

Entre lo bueno de Burton está la inevitable "Ed Wood", aunque tampoco es, por utilizar el modo de hablar de mi tierra, "digamos que digamos". También "Eduardo Manostijeras", aunque no digamos que no digamos. Las (si no las comparamos, como digo, con la serie contemporánea) dos películas de Batman, la peguntosa e infravalorada "Charlie y la fábrica de chocolate", la irregular pero por momentos emocionante, mucho más por lo que se cuenta que por el destartalamiento de cómo se cuenta, "Big Fish". También debe figurar, claro, "Sleepy Hollow" (para cualquier aficionado al fantástico con criterio es lo mejor de su carrera). Entre lo peor, más de lo que ya sería aconsejable: Aquella cosa suya de los marcianitos en "stop-motion", que nos empeñamos durante mucho tiempo -¡somos fanáticos de los alienígenas y de Tom Jones, qué quieren, y necesitábamos creer en ellos!- en que era una divertida película rompedora, hasta que la visión número veinte nos reveló la verdad incómoda. Su

"Planeta de los Simios", incluso más insignificante que el "King Kong" de Peter Jackson. Esa cosa que parece un descarte de "Pesadilla..." pero que no funciona, en modo alguno, como lo hacía ésta, o sea, "La novia cadáver"... Y, desde luego, su "Alicia en el país de las Maravillas", lo más maravillosamente desganado de todo cuanto ha acometido. Tan tontuela, abrumadoramente contrainspirada y sin una sola idea que llevarnos a la voz de la conciencia que es difícil de creer que uno está viendo el petrefacto que está viendo.

La mejor y única película sobre "Alicia" digna de citarse es, parecidamente a lo que decíamos de "Pesadilla", una que no va sobre Alicia, pero en realidad va. La única y, de largo, mejor película sobre la auténtica "Alicia" de Lewis Carroll es la ochentera "Dentro del laberinto", de Jim Henson (el de los teleñecos). Sí, aquella con David Bowie haciendo, convincentemente, de Tino Casal. Jim Henson es el Tim Burton que Alicia estaba buscando (no, Alicia tampoco estaba buscando a Zapatero). En cinco minutos de la maliciosa "Dentro del laberinto" hay más auténtica Alicia que en toda la carraca de Burton, como en medio labio de cereza (aquí en españa se diria "de fresa") de una entonces adolescente Jennifer Connelly hay más Alicia también que en toda Mia Wasikowska aquí, una especie de mosquita recién muerta en un tarro de crema de leche para diabéticos. Johnny Depp no es el "sombrerero loco" que precisábamos, y ya cansa verle de metraje en metraje ataviado de "perroflauta" de lujo para consumo de góticas inadaptadas de la vida que matan, o no, compañeras de clase. Así hasta el desproporcionadamente (incluso para esta película) ridículo final.

"Alicia", la de verdad, es una pesadilla matemática. Alicia, la otra, es un confite industrial políticamente correcto con grasas polinsaturadas y poblado de peluches más pusilánimes que el osito mimosín del conocido suavizante. ¿Película tenebrosa, he oído, "típica del particular universo de su autor"? Entonces necesitamos otro tormentoso genio gótico, que a lo mejor el que creíamos que teníamos no nos sirve. Parafraseando lo que escribía Quevedo de Roma, "buscamos a Burton en Burton, y en Burton mismo a Burton no lo hallamos". Lo que hallamos en esta Alicia es algo muy parecido al programa del actual Gobierno español para salir de la crisis. A las (ya no tan) niñas de Zapatero les encantará.

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comentarios
1 AnkHor, día

Qué valor tienen algunos de ustedes y qué ganas de flagelarse una y otra vez asistiendo a las proyecciones de la bazofia cinematográfica que sirven en las salas éstos últimos lustros. Y no me refiero exclusivamente al ZinePañol de toma el dinero y corre. Tim Burton tuvo su aquél, pero cuando se abusa de las fórmulas y se cae en la iteración, pasa lo que pasa, que aburre a las piedras.