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Julio Martínez, concejal, y Josefina Corresa, asesinada en El Corte Inglés de Valencia

A las 22:30 horas del viernes 16 de diciembre de 1977 la banda terrorista ETA asesinaba en Irún (Guipúzcoa) al concejal del Ayuntamiento de esta localidad, JULIO MARTÍNEZ EZQUERRO cuando se disponía a entrar en el garaje de su domicilio en la calle Larretxipi, la misma donde habían asesinado unas semanas antes al policía municipal José Díaz Fernández.

Martínez Ezquerro había estado esa tarde en una reunión en el Ayuntamiento en el que era concejal. Terminada la misma, regresó a su domicilio en coche. Al llegar al mismo se bajó del vehículo para abrir la puerta del garaje, momento en el que fue abordado por varios miembros de la banda terrorista que lo tirotearon a quemarropa. La víctima recibió tres impactos de bala en la cabeza y el tórax, que le provocaron la muerte en el acto. Los terroristas utilizaron para cometer el atentado un vehículo robado el día anterior en San Sebastián, que fue encontrado al día siguiente en la zona de Larreundi.

La mujer de Martínez Ezquerro oyó los disparos desde el domicilio y bajó inmediatamente a ver qué ocurría, encontrándose el cadáver de su marido en el suelo. Cuando fue a levantarlo, pidió "ayuda a los que allí se encontraban, pero nadie movió un solo dedo para ayudarme" (El Correo, 18/12/1977).

El sábado 17 de diciembre se instaló la capilla ardiente en el Ayuntamiento de Irún y a las cuatro de la tarde se celebró el funeral por el alma de Julio Martínez en la Iglesia de Santa María del Juncal. El cortejo fúnebre que salió desde el Ayuntamiento estaba formado por el furgón con los restos mortales de la víctima, más otro furgón con coronas y ramos de flores seguido del coche que transportaba a los familiares. Ya en la iglesia se colocó el féretro frente al altar cubierto con las banderas de España e Irún. Santiago Valencia, párroco de Santa María del Juncal concelebró el funeral con otros diez sacerdotes de Irún y Fuenterrabía.

Terminado el acto religioso algunos asistentes y grupos de jóvenes con pegatinas de Fuerza Nueva se congregaron en la plaza frente a la iglesia y cantaron por dos veces el Cara al Sol, además de corear consignas como "Gloriosos caídos por Dios y por España" y "Camarada Julio Martínez, presente". Asimismo se escucharon repetidamente gritos tales como "Viva la Guardia Civil", "Ni amnistía ni perdón, ETA al paredón", y otras frases críticas con el Gobierno.

El 19 de diciembre la banda terrorista ETA reivindicaba el asesinato de Martínez Ezquerro en llamadas a diferentes medios de comunicación. La banda acusaba a la víctima de ser colaborador de la Policía y advertía que continuarían los atentados contra las fuerzas de orden público.

En 1980 la Audiencia Nacional condenó a Eugenio Sein Echevarría y Francisco Javier Arocena Salaberria a 27 años de prisión mayor como autores materiales del asesinato de Martínez Ezquerro. En febrero de 1979 fue detenido por este asesinato José Ignacio (Iñaki) Picabea Burunza, alias Piti. Mientras estaba en prisión preventiva a la espera de ser juzgado, en marzo de 1980 fue proclamado diputado por Guipúzcoa al Parlamento vasco por la coalición proetarra Herri Batasuna. En julio de 1981 Picabea sería condenado a 30 años por el asesinato de Martínez Ezquerro. Picabea fue quien sometió a vigilancia al concejal asesinado. En julio de 1985 protagonizó una sonada fuga de la cárcel de Martutene de San Sebastián, junto al también miembro de la banda Joseba Sarrionandia. Ambos etarras escaparon escondidos en los bafles del conjunto musical de Imanol Larzabal, que había dado un concierto en la cárcel. Tras la fuga, Picabea se reintegró en ETA, pero fue detenido dos años más tarde, en septiembre de 1987, en Francia. Extraditado a España, siguió cumpliendo condena hasta marzo de 2000, cuando salió en libertad condicional.

Julio Martínez Ezquerro tenía 46 años. Era natural de Pradejón (La Rioja), pero llevaba residiendo casi toda su vida en Irún. Estaba casado con Rosario Sánchez y tenía dos hijas de 18 y 15 años. Además de su puesto como concejal en el Ayuntamiento, Martínez Ezquerro regentaba un quiosco de prensa en la plaza de España de la localidad guipuzcoana. Había sido miembro de la Guardia de Franco y era uno de los cuatro concejales que permanecían en su puesto después de que hubiese dimitido el resto de la corporación municipal a causa de la situación política. Estaba previsto que en los días posteriores al asesinato de Martínez Ezquerro el alcalde pidiese al gobernador civil de Guipúzcoa la creación de una gestora hasta las elecciones, una decisión que había provocado una gran polémica entre los concejales y el propio alcalde. Tras tener noticia del atentado, los otros tres ediles pusieron su cargo a disposición del gobernador.

En septiembre de 2008 la localidad riojana de Pradejón quiso rendir un homenaje a las dos víctimas de ETA nacidas en esa localidad: Julio Martínez Ezquerro y Julián Ezquerro Serrano. Rosario Sánchez, viuda de Julio Martínez, asistió junto a su hija menor y dijo que agradecía "este tipo de actos ya que en el País Vasco no se atreven a hacerlos. A pesar de los años que han pasado, aún quema el dolor cuando lo recuerdas".

A las tres de la tarde del sábado 16 de diciembre de 1995 la banda terrorista ETA colocaba cinco bombas en El Corte Inglés de la calle Pintor Sorolla de Valencia. Una de ellas provocó la muerte de JOSEFINA CORRESA HUERTA y heridas de diversa consideración a otras ocho personas, entre ellas a una hija de 15 años de la fallecida, Amparo Rodrigo Corresa, que resultó herida "muy grave" con traumatismo múltiple, fractura de tobillo izquierdo, contusiones y heridas en la cara y miembros, y contusión torácica. También resultó herido menos grave el marido de Josefina.

Ese día se clausuraba en Madrid la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea y hacía cinco que la banda terrorista ETA había provocado una terrible masacre en Vallecas, tras la cual KAS había emitido un comunicado en el que señalaba que los civiles no eran objetivo de la banda. Sin embargo, la banda colocó las bombas en un centro comercial lleno de civiles, en el momento de máxima afluencia –a las tres de la tarde de un sábado víspera de las vacaciones de Navidad–, con el objetivo evidente de provocar una masacre parecida a la de Hipercor en 1987. El cinismo del entorno proetarra quedaba, una vez más, de manifiesto.

Además de la hija de Josefina, resultaron heridos: Hortensia Merlo Gil, de 33 años, grave; María de los Desamparados Martínez Falcó y su hija, María Moya Martínez, de 33 y 12 años respectivamente; Ana María Carbonell Sancho, Luis Bello Catalá, María del Carmen Rubio y la norteamericana de 31 años Melanie Hyde.

La bomba que acabó con la vida de Josefina Corresa estaba colocada en los lavabos de señora de la cafetería de la sexta planta de El Corte Inglés y, antes de que explotase, hubo otras dos pequeñas detonaciones en el mismo centro, que no provocaron víctimas pero que llevaron a iniciar el desalojo del edificio. Esas dos pequeñas bombas incendiarias pudieron ser sofocadas con los medios de extinción del propio centro comercial. Mientras se estaba produciendo el desalojo del edificio, explotó la tercera bomba, causante de la víctima mortal y los heridos, cuya onda expansiva hizo que se viniera abajo parte del techo de los grandes almacenes. Más tarde la Policía encontró y desactivó otros dos explosivos en las plantas segunda y tercera del centro comercial que no estallaron porque falló el mecanismo de iniciación.

Sobre las dos menos cuarto, una voz femenina había comunicado por medio de dos llamadas, con cinco minutos de diferencia entre una y otra, a las emisoras Egin Irratia, de Hernani, y a la Cadena SER, en Vitoria, de que había "un montón de bombas" que iban a estallar en un centro comercial de Valencia (de la cadena El Corte Inglés) a partir de las 14:30 horas. Tras recibir la llamada, los periodistas que en esos instantes trabajaban en la Cadena Ser en Vitoria se pusieron en marcha. Alertaron a las fuerzas policiales y a la emisora de esa misma cadena en Valencia para que también desde allí trasladaran el aviso a la Policía. En ninguna de las dos llamadas la voz anónima especificó en qué centro de El Corte Inglés en Valencia (había cuatro en esos momentos) estaban colocados los artefactos explosivos.

En la cafetería del edificio se encontraban en el momento de la gran explosión entre cuatrocientas y quinientas personas, según empleados de este centro comercial. "La cafetería y el restaurante, en un día como hoy, sábado y con las fiestas de Navidad al caer, estaba repleta, yo diría que con cerca de unas quinientas personas cuando se oyó un fuerte trueno en el servicio de señoras. Me he salvado de milagro" señaló a los medios un empleado del centro comercial, que añadió: "A mí, la explosión me levantó los pies del suelo (...) Me extrañó ver salir mucho humo de una de las papeleras de la segunda planta, a eso de las 14:30, y fui a advertir a uno de mis jefes. Poco después oí una fuerte detonación, sin saber muy bien de dónde venía".

Inmediatamente, el Servicio de Ambulancias Municipal (SAMU) atendió a diez personas que resultaron heridas de diversa consideración. "No pasaron más de siete minutos entre la llamada de socorro y nuestra presencia en las distintas plantas", contó Valentín Aguirre, uno de los primeros médicos que llegó a asistir a las víctimas. Los heridos fueron trasladados al Hospital Clínico y a La Fe, donde algunos de ellos quedaron ingresados.

Durante toda la tarde diferentes personalidades valencianas se trasladaron al centro comercial para interesarse por los hechos y prestar su apoyo y solidaridad. Además de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y de la delegada del Gobierno, se desplazaron al lugar de los hechos los consejeros de Educación, Sanidad y Trabajo, Fernando Villalonga, Joaquín Farnós y José Sanmartín respectivamente. También acudió el secretario de la Consejeria de Sanidad, Juan Oliver, así como el socialista Vicent Soler y el presidente de las Cortes, Vicente González Lizondo, entre otros.

Los autores materiales del asesinato de Josefina Corresa no han sido juzgados, aunque presuntamente el atentado fue cometido por miembros del grupo Ibarla de ETA a los que las fuerzas de seguridad les imputan, al menos, tres asesinatos, además del de Josefina.

El grupo lo integraron Ignacio Telletxea Goñi, Marcos Sagarzazu Oyarzabal y Francisco Javier Irastorza Dorronsoro. Los tres fueron entregados por Francia y puestos a disposición judicial en España en agosto de 2007. También formaba parte del grupo Ibarla la etarra Ainhoa Adin Jauregi, mujer de Irastorza Dorronsoro, detenida en Hendaya por la Policía francesa en enero de 2008.

Por otra parte las fuerzas de seguridad consideraban que otra integrante del grupo Ibarla de ETA era Iratxe Sorzabal, exportavoz de Gestoras pro Amnistía. Detenida en marzo de 2001 por la Guardia Civil, la Policía le atribuyó entonces la participación en tres atentados mortales. Sorzabal, que denunció torturas tras su detención, sería posteriormente absuelta en los tres juicios por asesinato (entre ellos el de Josefina Corresa). Su voz es la que presumiblemente se oye en los últimos comunicados de la banda terrorista ETA.

Josefina Corresa Huerta tenía 43 años. Estaba casada y tenía dos hijas, una de las cuales, Amparo, resultó herida grave en el mismo atentado. Josefina trabajaba como auxiliar de clínica en el Hospital de Sagunto. 

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