Estallada la crisis por Luis Bárcenas, el presidente dio una orden clara y concisa a los suyos: sea como fuere, el partido debía permanecer unido. No entrar en "juegos, enredos, dimes y diretes" porque "todo lo que se está diciendo estos días es falso", aleccionó en una reunión a puerta cerrada del Grupo Popular en el Congreso. Una consigna catapultada por la gestión del caso, y muy especialmente por la discusión interna que generó las tan prometidas como retrasadas acciones judiciales.
Ante la ausencia de explicaciones públicas, las teorías sobre la brecha en el seno de la dirección del PP se han multiplicado en los medios, también en los habitualmente próximos a la formación. El clímax de ese enfrentamiento llegó el pasado lunes, cuando los integrantes de maitines no pudieron llegar a un acuerdo sobre cómo articular una demanda que, finalmente, se limitó al diario El País y el "autor" de los "falsos papeles" publicados. Aunque negado por portavoces autorizados, todo se entendió en el marco de la particular guerra soterrada entre María Dolores de Cospedal y Javier Arenas, ambos de la máxima confianza de Mariano Rajoy.
En paralelo, en los cuadros medios del partido se instalaba el miedo a lo que "esté por llegar" ante la falta de información de primera mano. La forma de gestionar del asunto se convirtió en la comidilla interna, con detractores y defensores del quehacer de la secretaria general, mientras algunos ministros empezaban a impacientarse porque "este señor está marcando la agenda del partido y del Gobierno".
Para evitar más suspicacias, el PP ha auspiciado la fotografía de la unidad este sábado en la sede nacional, sólo dos días antes del esperado desayuno informativo de su número dos. En concreto, se han creado unos "debates abiertos", fuera de la agenda conocida hasta el viernes por la tarde, que serán inaugurados por Cospedal y a los que asistirán los tres vicesecretarios generales.
En muy pocas ocasiones un acto, en sábado, reúne a la cúpula nacional. Pero, admiten sin entrar en más detalles, la situación es "extraordinaria". Así, Carlos Floriano (Organización), Esteban González Pons (Estudios y Programas) y el mencionado Arenas (Política Autonómica y Local) harán por pasar página y escenificar piña ante el ruido de cuchillos.
Rajoy y el Gobierno arropan a Cospedal
Tras esta instantánea, el PP hará la siguiente cura interna el lunes, en esta ocasión con el Gobierno. La crisis también había agrietado las relaciones, toda vez desde Moncloa se quejaban de que Génova no estuviera haciendo de "escudo" y no le permitiera "legislar". Prácticamente todo el gabinete estará escuchando a Cospedal. También Soraya Sáenz de Santamaría, según pudo confirmar este diario.
La presentación correrá a cargo de Rajoy. "Si alguien tiene dudas de la confianza que tiene en ella el presidente, quedarán disipadas", se asegura. El jefe del Gobierno agradecerá a su número dos el trabajo en un "momento delicadísimo y francamente difícil de gestionar", según un asesor gubernamental. Y, lo más importante, reclamará otra vez a los suyos cierre de filas y apoyar, sin rechistar, a Cospedal.
Esta semana, el jefe del Gobierno estuvo detrás de todas las decisiones importantes. Siempre en la sombra. Su intención es que el partido asuma el coste de la crisis porque, entiende, su obligación es "seguir gobernando". "Este es un tema del partido, nosotros lo que tenemos que hacer es sacar a España de la crisis", se dice en Moncloa. Tras el Consejo de Ministros, la vicepresidenta mantuvo esta máxima, si bien enfatizó que el Ejecutivo trabaja para llevar acabo las anunciadas medidas contra la corrupción, para lo que se ha creado un grupo de trabajo.