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Rajoy reclamará unidad a una cúpula del PP cada día más dividida

Su discurso ante el Comité Ejecutivo será a puerta cerrada, salvo cambios de última hora. Tras él, Cospedal ofrecerá una rueda de prensa.

Su discurso ante el Comité Ejecutivo será a puerta cerrada, salvo cambios de última hora. Tras él, Cospedal ofrecerá una rueda de prensa.
Comité Extraordinario del PP | Tarek

Es habitual que, en sus discursos ante dirigentes del PP, Mariano Rajoy invoque a la época de los lunes negros previa al congreso de Valencia de 2008, del que salió reelegido líder. "Hemos vivido momentos difíciles", suele recordar. Si algo preocupa al presidente es que se pueda reeditar esa situación de convulsión interna fruto de un partido dividido. La situación hoy no es la de entonces, pero no es menos cierto que los populares dan síntomas evidentes de fricciones, con sus familias cada vez más enfrentadas.

El presidente quiere atajar de raíz este problema. Primero, espantando la idea de cambios a corto plazo en la estructura de Génova. Este mismo lunes, ha convocado al Comité Ejecutivo, al que asiste la plana mayor y todo el poder autonómico. Y, como siempre, a su lado tendrá a uno de sus hombres clave en el PP: Javier Arenas, en el punto de mira de sus propios compañeros. Todo un mensaje a nivel interno: mantiene la confianza en el líder andaluz, que tanto le ayudó precisamente en el cónclave valenciano. "Siguen igual que siempre", asegura una fuente próxima al vicesecretario general. "Si le echa, sería para darle algo mejor. Hoy veo difícil que cambie el escenario", añade.

María Dolores de Cospedal también saldrá en la foto con Rajoy, que avalará su gestión. Después, dará la cara ante los medios de comunicación, puesto que -salvo cambios de última hora- la intervención del presidente será a puerta cerrada. Él lo prefiere así, porque -dicen las fuentes consultadas- quiere transmitir una orden muy clara a la cúpula: se acabaron las discusiones. O, en otras palabras, "el partido tiene que estar unido porque, como consigan dividirnos, ellos ganan", según un interlocutor directo.

En Sotomayor (Pontevedra), el jefe del PP ya transmitió públicamente el mismo mensaje: hay que mantener "el rumbo" frente al "ruido" que genera Luis Bárcenas, medios de comunicación y el PSOE. "Contra viento y marea", llegó a decir. Una hoja de ruta dirigida a los cuadros del PP: "No podemos distraernos por más que algunos se empeñen. El objetivo es superar la situación que los socialistas nos dejaron", afirmó en la apertura del curso político.

El enfado de los barones del PP

Rajoy no suele entrar en el runrún de las batallas internas que le rodean pero es consciente de que existen. Y es este verano ha escuchado y leído cosas que no le han gustado, asegura un ministro. Cospedalistas, arenistas, sorayistas; los cargos del PP se dividían en grupos y se atacaban amparados por el off the record. En paralelo, los barones autonómicos cada vez disimulan menos su enfado por la gestión del caso Bárcenas y piden más contundencia. "No es posible que estemos en septiembre y sigamos igual. Con miedo. Porque lo que tenemos es miedo: a lo que diga Bárcenas, a la portada de un periódico", comenta en conversación informal un líder regional en el poder este mismo domingo. "Y si no es miedo, lo siguiente que nos preguntamos es si Rajoy pronunciará el nombre de Luis, si hará alguna mención expresa...", se exaspera.

La combinación parece explosiva, pero el presidente parece dispuesto a mantener la estrategia. El viernes, la vicepresidenta volvió a evitar el cuerpo a cuerpo con la excusa de que la trama está judicializada; incluso llegó a hablar del PP "como empresa" para no responder al borrado de discos duros. El sábado, el propio Rajoy centró su intervención en las cuestiones económicas, y advirtió a navegantes de que nadie le va a distraer a su tarea. Pero, para que así sea, el líder popular necesita que los suyos le sigan sin rechistar o, al menos, que se guarden su malestar y no pongan en duda su modus operandi.

Este verano, en el PP, y al más alto nivel, se aventuraron a hablar de cambios en la dirección nacional. Y señalaron a Arenas. De momento, Rajoy ya ha dejado claro que no habrá crisis de Gobierno, del que muestra su "orgullo". Y, sobre el partido, el argumentario interno dice que las modificaciones en Génova no afectará a personas clave. Se descarta, a priori, la posibilidad de un coordinador general -al menos, la idea sigue sin gustar a Cospedal, según las fuentes consultadas-. Aunque, todos los cargos coinciden: la última palabra la tiene Rajoy.

Mientras, los frentes, además del de Bárcenas, aumentan: las elecciones europeas son el próximo año y aún no hay candidato y el PP andaluz -sin líder- es un auténtico polvorín. Si bien, del discurso de este lunes, los populares consultados esperan pocas novedades más allá de vehemencia en las formas. "Tras escucharle en Sotomayor, veo al mismo Rajoy de siempre", coinciden asistentes del Comité Ejecutivo. Sea como fuere, el recado principal del líder será el de prietas filas tras un verano de hostilidades. La prioridad, insistirá, es y seguirá siendo salir de la crisis económica.

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