Más allá de las palabras, y los silencios del Rey, lo más destacado del discurso ha sido la elección de la foto que lo acompañaba junto a su mesa. Una foto que tradicionalmente era familiar, pero que con los escándalos que ha sacudido la Casa Real en los últimos años, había ido menguando en sus integrantes.
Este año, el Rey ha optado por la fotografía del reciente encuentro que mantuvo con la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Ángeles Pedraza, y la presidenta de la Fundación de Víctimas, Marimar Blanco.
Si bien el Rey no mencionó la sentencia de Estrasburgo por la que se derogó la doctrina Parot, y sus palabras se limitaron a compartir el dolor de las víctimas en "momentos difíciles", pero sin ningún compromiso importante ni garantía de cara al futuro.
Así, expresó todo su apoyo y su "renovada solidaridad" a las víctimas del terrorismo, que están pasando "momentos especialmente difíciles" y con las que, según ha advertido, la sociedad "sigue teniendo una permanente deuda de gratitud".
Don Juan Carlos ha querido dedicar en su mensaje de Navidad "un recuerdo muy especial y emocionado" a estas personas y familias "que durante décadas han sufrido cruelmente la violencia y el terror de unos criminales totalitarios".
El año pasado, por vez primera, don Juan Carlos no mencionó el terrorismo en su mensaje navideño, después de que en 2011 ETA anunciara el cese de su actividad criminal y el jefe del Estado advirtiese en Nochebuena: "Ahora es ya tiempo de que los terroristas entreguen sus armas asesinas y desaparezcan para siempre de nuestras vidas".