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Cospedal llega la última y se va la primera del congreso del PP andaluz

Estuvo alrededor de una hora en Sevilla. "En tus manos está el cambio", le dijo a Moreno. "Que nada te desoriente", le pidió tras la brecha interna.

Estuvo alrededor de una hora en Sevilla. "En tus manos está el cambio", le dijo a Moreno. "Que nada te desoriente", le pidió tras la brecha interna.

Las heridas siguen abiertas y solo hace falta hurgar un poco. Los nervios previos, las sonrisas forzadas, los gestos, el trasfondo de los discursos... Del "ole Andalucía, ole" con el que llegaba Fátima Báñez, con un indiscutible poder en la nueva dirección del PP andaluz, al rostro desencajado de José Luis Sanz, que se despedía de la secretaría general y se ponía a disposición del partido como "militante raso".

Desde las once y cuarto de la mañana, las cámaras enfocaban al final de la rampa de acceso del palacio de congresos de Sevilla. Allí debía de aparecer María Dolores de Cospedal y ofrecer la primera fotografía del cónclave, tal vez la más potente de todas: la pretendida instantánea de la reconciliación. Ella se hizo de rogar, fue la última en llegar, pero Juan Manuel Moreno estaba allí para recibirla. Besos, posado sin hacer declaraciones a los periodistas y el auditorio en pie a su entrada.

"Con este congreso inauguramos una nueva esperanza para Andalucía, un compromiso y una luz para todos los andaluces", aseguró Cospedal desde la tribuna. Pero, más allá de las proclamas tipo, de sus palabras se podían sacar importantes lecturas internas. La primera, que fue lo suficientemente cariñosa con Juan Ignacio Zoido -el líder saliente y alcalde de Sevilla- y con Sanz como para levantar suspicacias: "Gracias de todo corazón", le dijo a Zoido, "por saber estar donde uno tiene que estar".

El regidor de Sevilla en ocasiones se emocionaba. Él intentó hasta el último momento que Sanz fuera el candidato con el aval de Cospedal, pero el dedo divino se posó en el malagueño Moreno. Y la prensa nacional y autonómica les definió como lo "derrotados". Este sábado, se apartaba de las fotos y buscaba el segundo plano. No era su día.

Pide a Moreno que no se desoriente

Cospedal dio la cara por ellos, pero también habló del "mañana". "Querido Juan Manuel, nada nos tiene que desorientar. Que nada te desoriente de tu principal objetivo, ni lo que ha pasado, ni lo que pase, ni lo que pasará", le espetó al nuevo líder regional. "En tus manos está en el cambio que quiere Andalucía", le ofreció como el elogio más encendido. También le puso deberes, más a tenor del del batacazo que sugieren las encuestas.

Cospedal, que retrasó durante días el anuncio sobre si estaría en el congreso, ofreció a Moreno una foto, pero la sensación que cundía en el cónclave es que queda mucho para la reconciliación. De hecho, tras tomar la palabra, casi cuando aún no habían concluido los aplausos, ya abandonaba el edificio.

Apenas estuvo en Sevilla una hora. Llegó la última y se fue la primera. Y las heridas se hicieron patentes aunque desde fuentes próximas a Cospedal se quiso poner el acento en la foto de unidad. Ni tan siquiera se refirió de forma expresa a Javier Arenas. "Hay que seguir trabajando para consolidar esos resultados y mejorarlos; para ganar y para gobernar", fue lo más que dijo de su herencia.

Arenas aplaude a Moreno

Cuando Arenas tomaba la palabra ella ya estaba en el AVE, de vuelta a Madrid. Y el otrora presidente del PP andaluz no dudó en sacar pecho recordando a todos que Moreno siempre ha sido de los suyos. "Las fotos para Susana Díaz, Juanma kilómetros y estando en todos los rincones de Andalucía", destacó, recibiendo el aplauso de las bases. El otrora líder regional tampoco se refirió en ningún momento a Cospedal.

Todavía queda mucho para que la crisis se cierre. Como prueba, que los intervinientes apenas pudieron colar los constantes golpes contra la presidenta de la Junta: los medios estaban pendientes de lo otro, de los posibles puñales internos. O que Moreno tampoco mencionó a la secretaria general. Según se excusó, sólo mencionó a jefes directos durante su trayectoria política.

Cospedal pretendió que Zoido resistiera en el puesto regional, pero él no quiso. "Entendió que no era bueno ni para su tierra, ni para su partido atrincherarse en un sitio en el que pensaba que no debía estar", admitió. Después optó por Sanz, su número dos, pero Rajoy se decantó por un hombre de Javier. Tardó más de una semana en felicitarle. En su congreso, buscó la reconciliación, pero con matices. Le citó casi media docena de veces, pero ni una vez a su padrino. Y se fue sin tan siquiera tener un encuentro privado con la nueva dirección, algo que -insisten oficialmente- es lo normal en este tipo de actos.

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