La puerta a una posible consulta está cerrada a cal y canto. Mariano Rajoy se acoge a la sentencia del Tribunal Constitucional y al voto abrumador de las Cortes Generales para negarse en rotundo. Y así lo reiteró una vez más, de nuevo de forma vehemente, en la sesión de control en el Senado. "Yo estoy a favor del diálogo, claro que queremos dialogar", precisó, pero siempre en el marco de la legalidad.
rnrnNada ha cambiado en el discurso, al menos en apariencia. Este mismo jueves, el jefe del Ejecutivo acudirá a Barcelona para clausurar la Asamblea del Foro de Marcas Renombradas. Y volverá previsiblemente unos días más tarde (el 28 de abril) a presentar el programa electoral del PP a las europeas. Pero parece, según se desprende de sus palabras, que no tiene nada nuevo que decir a Artur Mas.
rnrnEn opinión del presidente, es Mas y no él quién tiene que vislumbrar una solución para la crisis. "Les corresponde a ustedes decir ahora qué quieren que hagamos", simplificó, no sin afear el tono y el fondo de la intervención de Josep Lluis Cleríes, portavoz de CiU en la Cámara Alta, y que acusó de tomar decisiones de "recentralización". "¡Imaginación!", emplazó Rajoy tras el cúmulo de críticas, no sin responder con un "no puedo" a la pregunta de "si le pide usted al presidente del Gobierno que se salte la legalidad".
rnrn"A mí el afecto no me nubla mi conciencia", destacó Rajoy en una intervención muy dura, con la bancada del Grupo Popular enfadada por las palabras del senador de CiU. "El afecto a lo que me ayuda es a cumplir mis obligaciones como gobernante y a no jugar a los sentimientos de los demás", continuó, mientras Cleríes le imputó el hecho de hablar de "fronteras, sangre y división".
rnrnPara Rajoy, el diálogo sólo puede llegar dentro de las vías legales, y rememoró el pleno monográfico en el Congreso: "Yo defendí la legalidad. Defendí que no se podría privar al conjunto de los españoles a decidir, porque es mi obligación y también es la suya". Y censuró que su interlocutor que se refiriera al "derecho a decidir" de una minoría de la población y que, en cambio, calle sobre "consecuencias de la secesión" tales como "el empobrecimiento, la salida del euro" o "el aislamiento".
rnrn"Yo respeto sus sentimientos, respete los sentimientos de otras personas", le emplazó. "Póngase usted en el lugar del otro", añadió, recibiendo la ovación de los suyos. En un momento del rifirrafe, y en vísperas de Sant Jordi, Cleríes se acercó al escaño del presidente para regalarle el libro "Els altres catalans", del que fuera senador de las Cortes constituyentes Francisco Candel.
rnrnRajoy defiende a Urquijo
rnrnPor su parte, la sesión de control en el Senado también sirvió para que el PNV acusara al delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo, de ir en contra del uso del euskera. Ante tal extremo, el presidente no solo salió en su defensa sino que hizo suyas sus denuncias de que en algunos ayuntamientos se vulnera la ley y de ahí que se haya denunciado ante los tribunales
rnrn"No conviene dejarse llevar por los extremistas, porque a los extremistas nadie les puede ganar, sobre todo si no lo son", respondió al senador Jokin Bildarratz. Rajoy echó mano del estatuto de autonomía para recordar la obligación de "garantizar el uso de ambas lenguas" y que "nadie podrá ser discriminado" por el uso del castellano, como así está ocurriendo en distintos consistorios.
rnrnUrquijo ha ido denunciando a aquellos ayuntamientos que han incumplido la ley, y así lo puso de manifiesto el presidente. "Lo que tiene que hacer un delegado del Gobierno es defender la legalidad (…) para que haya una buena convivencia tiene que haber una regulación y se tiene que hacer cumplir la ley", argumentó.
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