En opinión del presidente del Gobierno, la sociedad catalana es "muy plural y tiene muchas demandas" pero superar la crisis es la que "une a todos" y por la que hay que trabajar. Esto es, el separatismo no es la prioridad de la mayoría aunque "algunos partidos políticos" hayan lanzado un órdago "sobre el que ya se han posicionado" el Tribunal Constitucional y las Cortes. "El Gobierno no tiene ningún contencioso con Cataluña", rechazó de forma tajante.
Si Mariano Rajoy reclamó "imaginación" a Artur Mas para desatascar la crisis, Josep Antoni Duran Lleida utilizó esa misma expresión para exigir alguna "propuesta de Estado" que dé solución "a las demandas" de los catalanes. "Usted conoce perfectamente mi posición", le advirtió de primeras el jefe del Ejecutivo, que no dudó en acotar muy claramente su ofrecimiento de diálogo: "No estoy dispuesto a hablar sobre nada que tenga que ver con la ruptura de la soberanía nacional".
El posicionamiento gubernamental está claro y no sufre variación. Rajoy se apoyó en el dictamen del TC y del Congreso de los Diputados para salir en defensa de la "unidad nacional" y de la Carta Magna. "Estoy dispuesto a dialogar de lo que usted quiera pero no voy a hacer nada en contra de la Constitución", le dijo al portavoz de CiU. "Ustedes ofrecen diálogo pero antes deciden lo que hay que hacer. Es una forma un tanto curiosa de iniciar un diálogo", se quejó.
Mientras, Duran volvió a pedir "día y hora" para un encuentro con Mas; reclamación que no obtuvo respuesta. Además, le acusó de inmovilismo utilizando recientes artículos de rotativos internacionales como The Economist o Financial Times. "¿No tiene imaginación?", le preguntó, no sin lamentar que "no se ocupe" de la cuestión catalana.