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Mas volvió a dar la nota durante la visita de los Reyes a Barcelona

Familiares de jueces y representantes del poder judicial destacan los modos del Mas y su actitud áspera durante el último acto del Rey en Barcelona

El presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, así como el del Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, comentaban los modos del presidente de la Generalidad, Artur Mas, y de la del Parlamento autonómico, Núria de Gispert, en un corrillo privado tras la entrega de despachos a los 204 nuevos jueces de la 64 promoción de la Escuela Judicial, celebrada el miércoles en Barcelona. Minutos antes, Don Juan Carlos y Doña Sofía habían recibido una cerrada y prolongada salva de aplausos por parte de los asistentes al acto: autoridades judiciales y políticas, los flamantes componentes de la nueva hornada de jueces y sus orgullosos familiares y allegados, venidos de toda España.

Todo el mundo puesto en pie ovacionaba a los Reyes a su entrada en el salón donde se celebraba la "graduación". Todo el mundo salvo tres personas, Mas, la citada De Gispert y el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, más flexible que el líder nacionalista en su comportamiento social pero igual de ortodoxo y rígido en los protocolos políticos.

De este modo, mientras los representantes del poder judicial (también estaba el fiscal general Eduardo Torres-Dulce) y del Estado, con el titular de Justicia y la Delegada del Gobierno en Cataluña, Llanos de Luna, a la cabeza, así como el resto de los asistentes celebraban la "reaparición" del Rey en Cataluña tras veinte meses de ausencia, los tres representantes nacionalistas bajaban los brazos, adoptaban una posición de descanso y contemplaban entre distantes y ausentes el momento. Era su manera de hacerse notar.

Además, al líder del proceso separatista no le interesaba esa imagen, quería una fotografía con el Rey en actitud confidencial, una instantánea con la que demostrar que él sí quiere dialogar, pero que el obstáculo es el Gobierno. Pese a la brevedad del acto, motivado por las dificultades motrices del monarca, de las que pareció en fase de franca recuperación, consiguió el efecto que buscaba, ni siquiera un aparte con el Rey, pero sí cruzar con él las cuatro palabras necesarias para dar pie a una foto de aparente distensión.

Nada más lejos de la realidad, según los presentes, que destacaban que al menos en esta ocasión no había habido el típico espontáneo como el que se negó a dar la mano al príncipe Felipe durante un paseo con Mas en el "Barcelona Mobile Congress".

Más allá del protocolario discurso del Rey y de la obligada defensa de la Constitución, entre los familiares de los nuevos jueces se destacaba la actitud fría del "president", al que, afirman, se notaba incómodo, acartonado y con prisas, en la línea habitual de sus apariciones institucionales.

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