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Rajoy baraja reducir el número de diputados autonómicos y municipios

Anuncia una agenda para mejorar la calidad democrática y propone un "debate" sobre aforados, diputados o la elección directa del alcalde.

Parece que algo está cambiando en la hoja de ruta del presidente. Ante la inquietud reinante en los distintos cuadros de la formación -principalmente, en las estructuras autonómicas y locales, que el próximo año se enfrentan a elecciones- Mariano Rajoy anunció ante el Comité Ejecutivo una nueva etapa en la que la economía y Cataluña dejen de ocuparlo todo, aunque sigan siendo una prioridad. "Nos hemos dejado algunas plumas, pero seguimos siendo el primer partido de España", arengó a los suyos al tiempo que prometió que estamos ante un punto de inflexión en la estrategia con cambios aún más visibles tras las vacaciones de verano.

Lo denominó "agenda de la mejora de la calidad democrática", y en la práctica supone regresar a tesis ya planteadas antes de las elecciones generales en los foros de partido e, incluso, en el mismísimo programa electoral. "Ahora es el momento", según la dirección nacional, tras poner en orden la economía nacional.

Sin profundizar, Rajoy tocó varias cuestiones que, en caso de materializarse, supondrían un verdadero cambio del sistema. Bajo el mantra de la "lucha contra la corrupción"y "la mejora del funcionamiento de las administraciones", el jefe del Ejecutivo habló de la creación de un estatuto del alto cargo -en el que ya se trabaja-, de reducir el abusivo número de aforados en España -como avanzó este diario la pasada semana- o de apostar por la elección directa de los alcaldes vía reforma electoral.

"Es evidente que algunos partidos nos habían barrido de determinados debates y ahora vamos a liderarlos", en voz de un alto cargo de la formación. Ya en rueda de prensa, María Dolores de Cospedal destacó que también se abre la puerta a reducir el número de diputados autonómicos e, incluso, de municipios. Un punto, este último, que en su día provocó la queja del mundo local del PP, que ganó el pulso y evitó la eliminación de mancomunidades.

Debate, no toma de decisiones

De hecho, si en algo incidieron tanto Rajoy -a puerta cerrada- como Cospedal es que buscan abrir el debate, pero que esto no quiere decir que finalmente se produzcan los cambios anteriormente citados. Primero, se abordarán en el seno del partido -la Escuela de Verano que se celebrará este mismo mes permitirá comprobar si no es un señuelo- y después se comprometen a una mesa de contactos con el resto de formaciones políticas.

"Es un tema que a los ciudadanos les puede interesar", planteó varias veces la secretaria general. De hecho, algunos cargos consultados del propio Comité opinaron que lo que Rajoy hace es fijarse en el propio modelo que Cospedal implantó desde el principio en Castilla-La Mancha. Redujo diputados y eliminó organismos públicos que entendían no eran necesarios, y en las últimas elecciones europeas cosechó unos buenos resultados, prácticamente los únicos, para el PP. "Allí, nuestro votante ha seguido fiel porque se han aplicado nuestras reformas y ahora Rajoy parece dispuesto a abordar otras cuestiones que se habían dejado de lado para la crisis", según un alto cargo consultado por este diario. El gallego Alberto Núñez Feijóo es otro ejemplo al fusionar municipios.

Ningún presidente autonómico optó por tomar las palabra al término del discurso de Rajoy. Pero en Génova barruntan que de materializarse algunas de las medidas planteadas podría haber problemas. "No estoy diciendo que se vaya a proponer una reducción del número de municipios", insistió Cospedal para evitar malentendidos. Si bien, a renglón sentido, destacó que es el momento de abrir el debate.

Ni tan siquiera se descarta la posibilidad de debatir sobre la idoneidad de listas abiertas, aunque de las palabras de la número dos se desprende que no es una prioridad. El presidente ni tan siquiera mencionó esta opción. "Es otra de las cuestiones de las que se podría hablar, no estamos cerrados a ello", puntualizó Cospedal.

Reforma de la Constitución

A lo que no parece muy dispuesto el presidente es a modificar la Constitución de forma inminente. En línea general destacó que "no estamos para espectáculos" y que hay que enfrentarse a los problemas que atraviesa España con "objetivos claros y consenso". Y, para ello, Rajoy entiende que antes hay que esperar a ver qué pasa con el PSOE -partido sobre el que no hizo ninguna mención concreta en su intervención ante el PP, la última antes de verano-. Cospedal fue más clara aún: primero en el Campus FAES y luego en rueda de prensa descartó modificar la Carta Magna, aunque la puerta no está cerrada por completo.

Más bien, parece una cosa de tiempo. Ahora no toca, pero en algún momento habrá que sentarse a negociar. "Consenso", reiteró una y otra vez Rajoy. En todo caso, el presidente blandió la bandera del "institucionalismo" y sacó pecho ante la "normalidad" con la que se llevó a cabo el cambio en la jefatura del Estado. "Está bien hablar de una segunda transición", apuntó. Pero quiso recalcar: "no a costa de liquidar la primera". Antes, Cospedal hizo de esta idea su principal argumento ante José María Aznar: "que esa segunda transición tenga por objeto romper la primera es un disparate", sentenció.

En conversaciones privadas, Rajoy ya ha dicho que hay que llegar a septiembre con el partido a punto. Se siguen sin descartar cambios internos con Madrid y Valencia en mente, pero algunos cargos reclaman que afecte también al Ejecutivo. Si bien, lo más importante, a juicio de la dirección nacional, es que la prioridad ya no parece exclusivamente la economía: se abren nuevos debates y se plantea la batalla, cosa que por cierto no se ha cansado de reclamar Esperanza Aguirre, este lunes silente. El objetivo es volver a recuperar al votante enfadado -que se ha quedado en casa- y rascar en el centro político.

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