El sector de Izquierda Unida favorable a una fusión con Podemos continúa quitándose del medio a todos los contrarios a la desaparición del partido. En Madrid el primero en caer fue el coordinador general, Eddy Sánchez, quien presentó su dimisión tras la derrota de sus candidatos en las primarias para designar los cabezas de lista al Ayuntamiento de Madrid y a la Comunidad. Los ganadores fueron Mauricio Valiente y Tania Sánchez, abanderados ambos de la unión con la formación de Pablo Iglesias. Eddy Sánchez ya no pintaba nada al frente de Izquierda Unida de la Comunidad de Madrid.
Y ahora les llega el turno a dos ilustres de Izquierda Unida: Ángel Pérez y Gregorio Gordo, portavoces en el Ayuntamiento y en la Asamblea de Madrid. El Partido Comunista les ha suspendido de militancia y les ha abierto un expediente de expulsión por infracción muy grave. Justifican esta decisión en que ambos deberían haber adoptado responsabilidades políticas cuando fueron coordinadores regionales de la formación durante el tiempo en que se produjo el uso de las famosas tarjetas opacas de Caja Madrid. Un pretexto poco creíble puesto que, como el propio Gregorio Godo ha esgrimido este lunes, sería difícil saber lo que ocurría entonces cuando ni el Banco de España, ni el Ministerio de Hacienda, ni la propia intervención de Caja Madrid fueron capaces de detectarlo.
Es evidente que el sector de IU partidario de unirse con Podemos está depurando a todos los que considera un obstáculo para la unión, pero lo está haciendo, además, de manera muy torpe. ¿A qué viene eliminar ahora a Gregorio Gordo y a Ángel Pérez haciendo tanto ruido? Ninguno quería ser candidato en las próximas elecciones y ya habían renunciado a esa posibilidad. A cambio, han logrado que dos de las personas con mayor autoridad en la izquierda madrileña se revuelvan contra ellos.