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¿Qué ha votado el votante de Ciudadanos?

¿Son de derechas o de izquierdas? ¿Prefieren pactar con PP o con PSOE? Vamos a tratar de desentrañar qué piensan y quieren los votantes de Ciudadanos.

¿Son de derechas o de izquierdas? ¿Prefieren pactar con PP o con PSOE? Vamos a tratar de desentrañar qué piensan y quieren los votantes de Ciudadanos.

Mientras que es relativamente sencillo saber qué perseguían los que han votado en las pasadas elecciones a Podemos, resulta más complejo deslindar las motivaciones y las posiciones ideológicas del millón y medio de españoles, aproximadamente, que votaron a Ciudadanos.

Es obvio que como el propio partido reclama en uno de sus más reconocibles eslóganes, se trata de un voto para "el cambio sensato" que les distingue de una cambio más radical y que tiene mucho de salto al vacío como es el que proponen Pablo Iglesias y los suyos.

Pero más allá de esa sensatez, ¿es el voto a Ciudadanos de derechas, de izquierdas o de centro? ¿Es liberal, socialdemócrata o ecologista? Y sobre todo, lo que parece esencial o al menos urgente en este momento: ¿Es partidario de pactar con el PP o de un nuevo cordón sanitario?

¿Qué nos dice la sociología?

Para tratar de averiguarlo nos ponemos en contacto con los profesionales de la sociología, que nos hablan a partir de los datos que han reunido en sus estudios demoscópicos. José Miguel de Elías, Director de Investigación y Análisis de Sigma Dos, que nos habla de la procedencia de los votantes de Ciudadanos: "En las pasadas elecciones generales un 60% votaron al PP, un 15% al PSOE y otro 15% a UPyD. Esto hace una proporción de 4 a 1 de expopulares por exsocialistas.

Sin embargo, esa procedencia tampoco se refleja literalmente en las preferencias de los pactos: sólo un 20% de los votantes del partido de Rivera está porque éste pacte con los populares, mientras que el porcentaje de los que desea el pacto con el PSOE es del 15%, exactamente el mismo tanto por ciento de los que llegan a C’s después de haber votado a los socialistas.

Siempre según los datos que nos ofrece José Miguel de Elías, el grupo mayor –un 44%- es el de los que creen que no debe pagar con ninguno de estos partidos: "Sin embargo, entienden que no tienen más remedio que votar a alguien aunque no les guste".

Además, "no definirte también es posicionarte", nos explica Elías, que reconoce que la situación de Ciudadanos "es mucho más complicada que antes" y hagan lo que hagan "se van a dejar pelos en la gatera".

En este contexto, la opción que puede ser aceptable para muchos es apoyar en casi todas las ocasiones a la lista más votada: "Es una idea bien recibida por la mayor parte, sobre todo cuando hay mucha diferencia entre primero y segundo". En cualquier caso, lo más razonable es que para cualquier pacto, sea con quién sea, "sean muy exigentes con sus demandas, porque si no les puede ocurrir como al CDS, que se quedaron en tierra de nadie y desaparecieron".

Nivel alto, urbano y joven

Otro de los responsables de una de las principales empresas de sociología de nuestro país nos ofrece algunos datos muy parecidos: "La mitad del voto municipal de Ciudadanos ha venido del PP, y en las comunidades autónomas probablemente todavía es más".

Se trata de lo que algunos definen como "un votante posmoderno", que "no ha sufrido la crisis como otros pero que pide regeneración y cambios". El partido tiene más éxito entre las personas con estudios y en las ciudades. Además, los sociólogos coinciden en que parte de esos votantes se mostraron en su momento dispuestos a votar al partido de Pablo Iglesias, pero "cuando descubren que Podemos es de extrema izquierda se van".

Por eso si los de Rivera cometiesen lo que nuestro interlocutor denomina "el error de pactar con Podemos" el resultado sería claro: Está muerto, sería tan letal como si pactase con ERC". La razón es doble: por un lado que se pacte con lo que se percibe como un enemigo ideológico, además "tampoco se entendería la ocultación, el haber votado naranja para que al final sea morado".

Por el contrario, José Miguel de Elías no ve ese hipotético pacto como algo tan problemático: "Ciudadanos tiene también frontera con Podemos –explica recordando que efectivamente ha habido votantes que han pasado de un partido a otro- y sus votantes no tienen la misma visión del partido de Iglesias que los votantes del PP, se acepta más el acercamiento".

Cuidado con las abstenciones

Lo más complicado es que no hay un fórmula sencilla para salir de este embrollo, tampoco la abstención lo es: "El elector mide todo por los resultados, si en una comunidad como Madrid el PSOE y Podemos se hacen con la abstención de Ciudadanos en el imaginario de la gente quedará que ellos han dado el gobierno a la izquierda".

A este respecto, otro destacado sociólogo, el presidente de GAD3 Narciso Michavila, se muestra convencido de que actualmente "el electorado le exige a sus representantes no tanto la cercanía a unas siglas u otras como un estilo y que sean capaces de explicar lo que hacen".

En este sentido, según Michavila los electores de Ciudadanos "no entenderían que entrasen en los gobiernos" como "tampoco lo entenderían los de Podemos".

Espada: "La política es pacto y gobierno"

No es de la misma opinión Arcadi Espada, uno de los fundadores del partido de Albert Rivera y uno de los rostros conocidos en los medios que relacionamos con esta formación: "Ciudadanos está para hacer política, y eso es pacto y es gobierno", nos dice en conversación telefónica.

En conversación telefónica con Libertad Digital Espada reflexiona sobre lo que cree que piensan los votantes de Ciudadanos, aunque de entrada reconoce que no sabe bien "si voy a decir lo que piensa el votante o lo que pienso yo, que soy votante".

Así, admitiendo la posibilidad de estar cayendo en lo que los británicos denominan wishful thinking –una expresión que podríamos traducir por confundir los deseos con la realidad- Espada nos explica que él cree que el votante de los de Rivera quiere "un espacio de razón enfrentado al populismo de todos los partidos y a la incapacidad de hacer política del partido en el Gobierno". El periodista, no obstante, no se muestra optimista: "Creo que Ciudadanos debería aspirar a eso, pero no me parece que los últimos pasos indiquen que se ha vacunado contra el peor virus de la política: el populismo".

Preguntamos a Espada si, tal y como parecen indicar los movimientos de los de Rivera, especialmente en Madrid, la lucha contra la corrupción es la principal y casi única preocupación de sus votantes; no lo ve así: "Es muy fácil decir que los españoles han votado contra la corrupción, pero muy difícil demostrarlo, sobre todo si miramos lo que pasa en Andalucía, que es el único territorio en el que la corrupción es un mal sistémico. Yo creo que es importantísimo e intolerable –puntualiza- pero su influencia no parece ser tan grande".

Un partido "leninista" y "bisexual"

¿Debe pactar Ciudadanos con el PSOE, con el PP o con ambos? Arcadi Espada lo tiene muy claro y lo explica con contundencia y su estilo provocador: "Yo creo que C’s es un partido bisexual, por lo que está de moda; y además debe ser leninista en el sentido de que debe hacer el análisis concreto en la situación concreta, así que en unos casos pactará con el PP y en otros con el PSOE, que en el fondo tampoco están tan lejos".

Una adaptación a las circunstancias que puede explicar en algunos casos los "pactos de la puntita" como jocosamente ha denominado la intención de Ciudadanos de no entrar en ningún gobierno, pero que "como norma general es una estupidez".

Eso sí, por donde Arcadi Espada tiene claro que el partido de Albert Rivera no puede pasar es por pactos que no sean con el PP y el PSOE o que incluyan a otro partido: "Si hay un tercero no tiene nada que ver, Ciudadanos tiene vetado cualquier pacto con el populismo, sea comunista o nacionalista".

Un terreno resbaladizo

Escuchando a los expertos la única conclusión clara es que Albert Rivera tiene ante sí una compleja situación en la que necesariamente se va a "dejar pelos en la gatera", como bien ha expresado José Miguel Elías.

Su margen de maniobra es escaso, porque al fin y al cabo sólo va a poder influir en algunas comunidades y ayuntamientos, pero ni mucho menos es despreciable porque entre ellas están la Comunidad de Madrid y, quizá, Andalucía.

Tampoco hay muchos lugares en los que pueda elegir sin más entre PP y PSOE: por ejemplo, en Madrid un gobierno de los socialistas necesitaría también del apoyo de Podemos, que además aportaría más diputados y prácticamente tiene cerrado el acuerdo con los socialistas en la capital, por lo que sería más influyente. En este entorno se podría transmitir una imagen de los de Rivera como comparsa de un pacto de la izquierda con la extrema izquierda que es improbable que pudiese venderse entre un electorado que, al fin y al cabo, no ha votado a opciones más radicales como Podemos a pesar de que están en pleno auge electoral y, sobre todo, mediático.

De hecho, aparecer como una alternativa a Podemos ha sido seguramente una de las razones del crecimiento vertiginoso de los de Rivera, y sólo apartarse del partido de Pablo Iglesias les permitiría seguir siendo esa alternativa. Incluso es posible que esta posición firme incluso hiciese a C's crecer entre aquellos votantes de izquierda moderada que no vean con buenos ojos los pactos de PSOE con los populistas con los que prometió no pactar.

Así, probablemente sus votantes están pidiendo a Rivera una política flexible y que en general no violente la decisión mayoritaria de los ciudadanos, es decir, que no sea parte o favorezca pactos contra las listas más votadas, especialmente cuando éstas no estén lejos de la mayoría. El peligro es que si se equivocan y decepcionan a estos votantes o a aquellos que pensaban votarles en las generales, en lugar de la rampa de lanzamiento estas elecciones podrían ser el punto álgido de una carrera extraordinariamente corta fuera de Cataluña.

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