Era el fallo del Tribunal Constitucional que esperaban, pero no han podido disimular su alivio. El Constitucional ha dado vía libre a la celebración de una sesión extraordinaria del Parlamento catalán para proclamar la república catalana, desobedecer las leyes, llamar a la insurrección "ciudadana" y dar por inaugurado el penúltimo tramo de la desconexión definitiva.
La resolución de los magistrados del Constitucional, acordada por unanimidad, permite la celebración del pleno antes del debate de investidura y advierte de que actuará en caso de que lo aprobado no se atenga a derecho. El texto que se someterá a votación es, ni más ni menos, que una proclamación de independencia. Y se aprobará con los votos de Junts pel Sí y la CUP en un acto de desobediencia institucional programado al milímetro y que fuerza el propio reglamento de la cámara regional. Pero el TC no ha querido saber nada de esa parte del recurso de Ciudadanos y el PP (el PSC se desmarcó) en el que se solicitaba la suspensión de la sesión porque el PP todavía no estaba constituido como grupo cuando se aprobó en Junta de Portavoces, una junta a la que los citados partidos más los podemitas catalanes no otorgan ninguna validez. No así el Tribunal Constitucional.
Entre los partidos y grupos separatistas se daba por descontado que el TC se aliviaría de tomar una decisión a la espera del recurso anunciado por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien tiene previsto celebrar un Consejo de Ministros el próximo martes para presentar el recurso ante el Constitucional contra la "propuesta de resolución" de Mas, los suyos y la CUP. Ese anuncio desactivó los recursos presentados por Ciudadanos, PP catalán y PSC, puesto que los magistrados del Constitucional esperarán a recibir el del Gobierno para declarar sin efectos la soflama que está previsto aprobar el próximo lunes, primer aniversario de un 9-N en el que los separatistas celebraron un referéndum pese a dos resoluciones en contra del mismo TC.
Proclamación "solemne" del estado catalán
Será una nueva jornada histórica, puesto que se votará el inicio de la república catalana y a continuación Mas pronunciará su discurso como candidato a la investidura. La votación se celebrará un día después, con lo que la noticia del día será la proclamación "solemne" de la independencia de Cataluña. Ese será el momento procesal oportuno para actuar, según el criterio de los magistrados y del Gobierno.
Los separatistas, por su parte, ganan tiempo para escenificar unas negociaciones que penden de lo que ocurra en las elecciones generales. El Parlamento regional tiene hasta la primera semana de enero para designar a un presidente de la Generalidad y los cuperos están dispuestos a agotar el plazo.
Insisten en negar a Mas a pesar de las negociaciones bajo mano para investir a un presidente "florero". La operación es compleja porque el presidente de la Generalidad tiene atribuciones ejecutivas y habría que cambiar una ley del propio parlamento para asignarle la condición de jarrón chino en funciones. Además, Anna Gabriel, número dos de la CUP pero responsable máxima de la negociación, ha advertido que cada vez hay más componentes de Junts pel Sí e incluso de Convergencia que ya no consideran el nombre de Mas como una línea roja para llegar a un pacto.
Sea como fuere, la inhibición del TC abre un escenario apto para que continúen las negociaciones entre CDC, ERC y los antisistema de la CUP mientras transcurra la precampaña y campaña de las generales. En ese paréntesis es más que improbable que se produzcan movimientos de calado en Cataluña, más allá de provocaciones tales como presentar la hacienda propia o comenzar los trámites de un par de leyes sobre garantías jurídicas y pensiones.
Reunión en Perpiñán y con "Estau Aragonés"
La CUP no se quiere responsabilizar del colapso de proceso, pero tampoco está dispuesta a ceder gratis y agotar el protagonismo que la aritmética parlamentaria le ha concedido. De entrada, celebrará este sábado una asamblea en Perpiñán para explicar a sus militantes, poco más de mil, la estrategia que lleva a cabo. A posteriori convocará otra asamblea más amplia para ratificar los acuerdos que se adopten en Perpiñán. En esa segunda asamblea está prevista la participación de todas las organizaciones del separatismo radical incluido el partido "Estau Aragonés", una minúscula formación que apoya el separatismo catalán, un estado propio para Aragón y la cooficialidad del catalán y la fabla aragonesa.
Las humillaciones y desplantes a Mas son constantes e incluyen la participación de partidos y grupos como el antedicho en las reuniones en las que se insiste en negar al presidente de la Generalidad en funciones y líder de CDC. Le atribuyen la corrupción, los recortes y hasta una supuesta colaboración en la "represión policial de los movimientos de base".
En ERC se frotan las manos ante el desgaste de Mas, obligado por una "hoja de ruta" que debería concluir en año y medio. A partir de ese instante, el "president" habría caducado. Junqueras no tiene prisa y contempla las negociaciones con displicencia. Pretende llevarse el voto de la CUP en las generales habida cuenta de que el partido antisistema no se presenta porque están "fuera de la lógica española". Así, sus manifestaciones a favor de Mas son mucho menos entusiastas que las relativas a la CUP.