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Así es el manifiesto de una extrema izquierda que no puede olvidar a Aznar, Blair y Bush

La izquierda más radical no quiere dejar la oportunidad de sumarse a un nuevo No a la Guerra contra sus queridos enemigos: Aznar, Blair y Bush

La extrema izquierda y lo peor del mundo de la "cultura" se vuelven a lanzar a la calle en contra de una guerra. En este caso de una que lleva ya más de cuatro años en marcha y que, según las estimaciones más conservadoras, ha causado ya más de 300.000 muertos.

Lo han hecho con una manifestación que se ha convocado para este próximo sábado en Madrid, y también con un documento que los más habituales y entusiastas abajofirmantes se han apresurado a apoyar: Pilar y Carlos Bardem, Juan Diego Botto, Aitana Sánchez-Gijón o Wyoming, se ven además acompañados en esta ocasión por los autodenominados "alcaldes del cambio", que llegaron al poder tras las últimas elecciones municipales: Ada Colau, el Kichi o los primeros ediles de La Coruña y Zaragoza.

El manifiesto, titulado "No en nuestro nombre" es un impresionante ejercicio de equidistancia entre el terrorismo y las democracias occidentales, a pesar de empezar hablando de los "brutales atentados perpetrados en París", lo cierto es que no hay ninguna condena más allá de ese calificativo, ya que rápidamente el texto gira a denunciar que si "la respuesta a la barbarie pasa por suspender derechos, recortar libertades y encerrarnos en casa, la victoria del terrorismo será total".

Al "dolor por las víctimas inocentes" no se puede responder "provocando más dolor a otras también inocentes", continua el texto, ya que en ese caso "la espiral será imparable". Cabría preguntarse si la actual espiral está parada, algo que no parece muy claro.

Siempre dentro de esa exquisita equidistancia el nuevo manifiesto del viejo No a la Guerra equipara fanatismos: "El fanatismo terrorista del Daesh (ISIS) es funcional y retroalimenta al fanatismo racista europeo", empieza uno de los párrafos más duros del texto, que acto seguido se centra en el que debe considerar lo peor de esos extremos: "(…) nuestros Gobiernos practican recortes de derechos sociales y libertades fundamentales, xenofobia institucional y bombardeos indiscriminados, que se han demostrado ineficaces", aseguran, haciéndonos pensar si los recortes, los bombardeos y la xenofobia estarían mejor si no fuesen ineficaces.

Se trata de un "falso mercadeo entre derechos y seguridad" que se desarrolla mientras son "los pueblos" los que "ponen las muertes" mientras "unos y otros –así, sin más identificación- trafican con influencias, armas e intereses geoestratégicos".

El odio y "los odios"

Aunque unos párrafos antes ha hablado de fanatismos que se retroalimentan, poco después esgrime que "el odio fanático de unos no puede esgrimirse como justificación para nuevos odios".

"Las y los abajo firmantes", como se refieren a sí mismos, aseguran que "la democracia, los Derechos Humanos y la aspiración a una paz con justicia (…) constituyen en sí mismos el camino y el horizonte, además de la mejor respuesta contra quienes quieren acabar con ellos" por lo que se oponen "drásticamente" a cualquier "respuesta al odio que implique más odio, más intolerancia" y "más muertes de inocentes".

Lo mejor, sin embargo, está en el penúltimo párrafo, en el que se llama a la manifestación del próximo sábado en la que demostrar la repulsa "a los ataques terroristas de París y Líbano" –citar sólo a la capital francesa sería demasiado occidentalismo-, por supuesto "a los bombardeos contra la población civil siria" –sí, esa misma población que lleva cuatro años siendo bombardeada de forma inmisericorde por Al Assad-, a "los recortes democráticos como ineficaces garantías de seguridad" y, sobre todo, "a la política exterior belicista iniciada por el Trío de las Azores (Bush-Blair-Aznar)".

Como todo el mundo sabe Aznar abandonó el poder en 2004, Blair lo hizo en 2007 y Bush en enero de 2009, lo que no impide que a finales de noviembre de 2015 se convoque una manifestación en su contra por parte de una extrema izquierda que, de tanto que les odia, se diría que los añora, un peculiar fenómeno que también se da con Franco, por cierto.

Finalmente, el manifiesto se cierra con tres frases sueltas que parecen querer animar a los lectores. En la primera se mezclan las churras ideológicas con las merinas pacifistas: "Contra el terrorismo, contra la islamofobia y contra sus guerras", no se aclara tampoco qué peligrosos brotes de islamofobia requieren la acción inmediata y son, al menos, tan importantes como el terrorismo capaz de matar 130 personas en una capital europea; ni tampoco si al hablar de "sus guerras" quieren decir que la guerra en Siria no tiene nada que ver con los abajofirmantes, lo cual explicaría por cierto su silencio mientras el país se desangraba durante los últimos cuatro años.

"Ni los recortes de libertades ni los bombardeos nos traerán la seguridad y la paz" cierra el documento sin, por supuesto, explicar qué será lo que nos traerá la seguridad y la paz, lo único que tenemos claro es que sea lo que sea, será "no en nuestro nombre".

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