Soraya Sáenz de Santamaría será la gran protagonista del primer lunes de campaña. Debatirá, ante una audiencia previsiblemente millonaria -emiten Antena3 y La Sexta-, con Pedro Sánchez (PSOE), Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Podemos). Existió discusión interna en Génova sobre si Mariano Rajoy debía arriesgar y protagonizar el rifirrafe, pero finalmente delegó en su número dos en el Ejecutivo, la persona en la que ha confiado para las cuestiones más peliagudas durante la legislatura.
Las voces que abogaron por otra estrategia enmudecieron una vez se hizo el anuncio. Rajoy participará en un único debate, el cara a cara que mantendrá con Sánchez en la Academia de Televisión. Y los portavoces del PP recibieron el correspondiente argumentario para defender la decisión ante las críticas del resto. El candidato "no se esconde" sino que se enfrenta "con el líder de la oposición" y no con representantes de partidos "que aún son extraparlamentarios", se ha enfatizado desde Génova.
Más aún, Rivera e Iglesias "no son diputados" ni tampoco "alternativa de gobierno". "¿Por qué tiene Rajoy que debatir con ellos y no con los demás líderes de partidos que sí tienen representación parlamentaria?", como por ejemplo los de UPyD o Izquierda Unida, se expone desde el entorno del presidente. Esto es, "somos una democracia parlamentaria, no una democracia de encuestas".
Santamaría: "Somos un equipo"
Este viernes, al término del Consejo de Ministros, la vicepresidenta dio un argumento más para que sea ella y no Rajoy quién dé réplica a los rivales de éste en las urnas: "Somos un equipo" y se reparten las "tareas" con "total normalidad", dijo. Aún más, quiso restar importancia al propio debate: "Me imagino que algunos querrán darle toda la relevancia del mundo, pero es un debate más a lo largo de toda la campaña", concluyó.
Si bien, en privado, en el PP reconocen que no es "un debate más". La expectación es enorme, también de puertas para adentro. "Es de Soraya de quién hablamos. Irá preparadísima, como siempre. Pero es que, además, está muy señalada como posible sucesora en caso de cataclismo y, si lo hace bien, será un elemento más a tener en cuenta", según el análisis de un destacado dirigente, que se repite en voz de otros colegas de formación. En los últimos tiempos, la vicepresidenta ha ido ganando peso en el partido, con personas afines en estructuras como la vasca y la andaluza. Y, en el Gobierno, hay un grupo de ministros y secretarios de Estado -con Alfonso Alonso a la cabeza- que no ha dudado en mostrar abiertamente lealtad.
Así, a ojos de sus compañeros y frente a otros posibles rivales como Alberto Núñez Feijóo, Santamaría se ha posicionado claramente como posible relevo en la cúspide del PP. Una cuestión aparcada hasta después de las generales, que ella desmiente, pero que se sigue comentando en pasillos y encuentros informales. De hecho, desde la dirección nacional se admite que un buen papel en el debate del 7D será "bueno para ella", pero recalcan que también para el partido y su candidato. "Somos un equipo", repiten. Si su participación mediática sirve para ganar votos, "es Rajoy el que está saliendo beneficiado". "Soraya es vicepresidenta, joven, con experiencia y mujer, ¿qué es lo que temen?", repiten los portavoces del PP para mitigar las críticas de PSOE, Ciudadanos y Podemos, que se escuchan en prácticamente todas las tertulias de radio y televisión.
Además, el protagonismo de la vicepresidenta no se constata sólo por ser la elegida para debatir. Su presencia en campaña será "importante", según deslizan las fuentes consultadas, ya que la requieren para pedir el voto en no pocas estructuras regionales. Y, este mismo domingo en Madrid, será la encargada junto con Rafael Catalá, otro afín, de empezar a desgranar el programa del PP una vez, el sábado en Valencia, Rajoy presente las líneas generales.
Con la presentación del programa, Jorge Moragas pone el broche final a una precampaña en la que Rajoy se ha erigido en defensor de la España rural, visitando hasta cuatro pueblos en una sola jornada. El próximo martes, volverá a la carretera para visitar las provincias de Valladolid y Zamora, y de nuevo cargará con dureza contra Ciudadanos. En cuanto a las sensaciones, depende del día: pasan de creer que rozarán los 150 escaños a augurar una victoria mucho más estrecha y una próxima legislatura muy muy corta.