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Rajoy cree que mejorará el CIS, pero preocupa el retroceso en feudos clave

El candidato confía en los indecisos y en la España rural para llegar al 30% de los votos. "El pasado nos avala", proclama en la pegada de carteles.

Mariano Rajoy cree que el 20 de diciembre mejorará los resultados que pronostica el CIS. Su equipo de campaña le asegura que si mantiene la estrategia marcada y no comete errores de bulto, podría llegar al 30% de los votos –frente al 28,6% que le otorga la encuesta pública- y los 130 escaños en el Congreso. "El objetivo es sacar la mayor distancia posible con respecto a la segunda fuerza más votada", reconocen. Según el CIS, esa diferencia sería de ocho puntos gracias al batacazo del PSOE. Y las cuentas, a priori, le salen a Jorge Moragas.

Esto no significa que en la cúpula nacional no se den cuenta de las dificultades a las que se enfrentan. Destripado el CIS, el comité de campaña admite que el golpe en votos es grande en otrora feudos importantes como Madrid, Castilla y León, Galicia o Valencia. "La caída en Andalucía es grave, incluso en Málaga. Algunos lo llevamos diciendo tiempo, no hay movilización alguna", según un alto cargo regional. Además, deslizan, sus propios sondeos corroboran el ascenso continuado de Ciudadanos, centro de sus preocupaciones pese a que Moragas calificara al PSOE como su "rival de referencia". Tal y como avanzó este diario, en Génova ya no descartan que los socialistas tengan más escaños que el partido naranja, pero no más votos.

Dicho esto, Rajoy entiende que tiene bastante a su favor. En las últimas horas, sacó pecho de la decisión del Tribunal Constitucional de tumbar la declaración separatista del Parlamento catalán y de la bajada del paro en noviembre, que "le reafirman como la opción segura", según equipo. Además, en su entorno están encantados -por no decir eufóricos- por el resultado de sus apariciones más informales en los medios de comunicación, como en el programa de Bertín Osborne, que fue un éxito total de audiencia.

Y luego está la campaña en sí, "decisiva" sostienen en Génova. Los estrategas de Rajoy afirman que mucho del votante indeciso acabará metiendo la papeleta azul en la urna. "Muchos de los nuestros no están diciendo que nos van a ir a votar", aducen. A lo que sumar que presuponen que sus mensajes están calando, principalmente en la España rural. En su tour por las Castillas y Extremadura, Rajoy no paró de repetir que "frente a otros" él defenderá las Diputaciones y la existencia de los pueblos pequeños. Una focalización rural "para quedarse con escaños ahora de Ciudadanos según el CIS. Ciudadanos no podría subir ya allí, pero sí bajar", según un sociólogo de cabecera del PP. Las circunscripciones impares "son clave", en palabras de un ministro, en conversación informal.

"Asumimos el CIS con prudencia. Estamos al inicio de la campaña y queda mucho trabajo por desarrollar", expuso Fernando Martínez-Maíllo, vicesecretario de organización y hombre clave junto a Moragas en la confección de la campaña. Según dijo, dos son los hechos más significativos del sondeo: "La diferencia de casi ocho puntos con respecto al segundo partido, que es la mayor diferencia de toda la serie histórica de 2015" y que el PP "aparece por primera vez en intención directa de voto como la primera fuerza política".

Rajoy en Melilla y Málaga

Mientras, Rajoy se afanó en transmitir "estabilidad, seguridad, certidumbre, empleo y crecimiento económico" en las últimas horas de precampaña. Es él o el caos, según se encarga de resumir. También intenta mostrarse más campechano, en línea con su papel con Osborne. Antes de la tradicional pegada de carteles, volvió a dar paseos, en esta ocasión en Melilla y Málaga, donde fue otra vez ovacionado. Y, en ambas plazas, repitió las ya consabidas consignas: "Al Gobierno se llega aprendido, bregado y habiendo visto muchas cosas", cargó contra Albert Rivera, siempre sin citarle. "Hay que tomar decisiones difíciles y para eso se necesita algo más que ir a un plató de televisión", añadió en Melilla, donde fue recibido por cerca de 1.000 simpatizantes con muchas banderas de España. En Málaga, donde Rivera le roba mucho voto según el CIS, alertó sobre quienes "han inventado partidos desde la televisión".

Al PSOE también lo criticó, aunque desde hace días se centra más en Ciudadanos, habida cuenta de que sus propios sondeos apuntan a un Pedro Sánchez "noqueado" y en caída libre. En todo caso, "el mayor disparate que podíamos cometer ahora sería dar el apoyo a quienes nos dejaron lo que nos dejaron y provocaron la mayor crisis económica que ha vivido España en décadas. Sus recetas son caducas, trasnochadas y ya no valen", no para de repetir cada vez que le ponen un micrófono delante.

A Rajoy se le ve cómodo, mucho más seguro que a otros miembros de la cúpula nacional. "Me encuentro en forma para la campaña", dijo este mismo jueves en 13TV. "De lo que más me arrepiento es de no haberme explicado lo suficiente y haber estado encerrado en mi despacho trabajando", arguyó. Nada quiere avanzar sobre posibles pactos postelectorales. "Yo pretendo seguir vivo una larga temporada y que usted lo vea. Mi cabeza está bien situada y no pienso dejar que nadie la cambie de sitio", recalcó cuando convocó formalmente los comicios. En El Cascabel, incidió en que ha de gobernar el candidato que más votos saque: "Yo apoyaría a la fuerza más votada, somos el único partido que lo ha dicho", recordó.

La larga jornada concluyó con la pegada de carteles, que volvió a ser como antaño. Pasadas las doce de la noche, el candidato, brocha en mano, cumplió con la tradición ante decenas de simpatizantes que estuvieron esperando largo rato en la puerta de la sede nacional, en Génova13. "El reto ahora es el futuro, el pasado nos avala y creo que hemos sabido gobernar y tomar decisiones difíciles", sentenció. Cuatro son sus compromisos: "Crear empleo, las personas, la unidad nacional y la lucha contra el terrorismo". "Vamos a ganar las elecciones", se despidió de los suyos. El primer mitin de campaña, este viernes en Ávila.

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