Su relación nunca ha sido tan afable... de cara a la galería. Nada ha cambiado en la enemistad interna que mantienen el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y la presidenta de su federación más potente, Susana Díaz, salvo que ya no es manifiesta. Frente a los desplantes públicos que se hacían hace meses, este jueves llegaron a abrazarse en público al saludar a los asistentes. Lo que se considera normal, en el caso de Díaz y Sánchez, sólo lo es en campaña electoral y por la unidad forzada que exige el guión.
Este jueves, compartían cartel en Torremolinos, Málaga, por segunda vez en campaña. También es la segunda vez que cada uno entró por su lado -juntos, pero no revueltos- y cada uno a su hora. Sánchez llegaba de un mitin en Granada, lo cual obligó a retrasar el mitin desde las 19:30 hasta las 20:20. Casi una hora de retraso en la que ella estuvo esperándole, como ya ocurrió en la campaña de las municipales del 24 de mayo provocando el enfado de la baronesa.
Distancia que sigue reflejándose en los pequeños gestos, tanto formales como de fondo. Formas en las que llamaba la atención la larguísima intervención de Susana Díaz, quien usurpó a Sánchez el directo en los telediarios de las 21:00 horas, espacio reservado habitualmente al candidato. También se zafó del abrazo que posteriormente la daba Sánchez al despedirse en el escenario.
En el aspecto formal, una frase, con la ambigüedad y el punto inquietante a que acostumbran la lideresa socialista, pero ahora incrementada porque quedan "muy pocas horas" para el 20D. "El próximo domingo no importa lo que le pase a tal o cual persona...lo que importa es que este país tenga futuro, que los españoles tengan futuro, que a España le vaya bien a todos y a todas", dijo Susana Díaz quien también cumplió con el protocolo de pedir el voto para su partido y con nombre propio: "Éste país necesita que se abra una puerta a la esperanza, necesita una oportunidad. Quedan muy pocas horas para que esa oportunidad se abra ¡de la mano de Pedro Sánchez!".
Sánchez: "el futuro no está escrito"
El candidato aplaudía -rictus serio, mientras intervenía la presidenta andaluza. La nombró varias veces desde el escenario, buscando una complicidad inexistente y, por primera vez en esta campaña, pronunció el mantra clásico de los últimos días. Un "el futuro no está escrito" que en caso de Sánchez pareció una réplica, una aclaración o una apuesta. La que lleva haciendo desde hace dos semanas: que no se cumplirán los pronósticos de las encuestas y será capaz de hacer recular a quienes han minado su incipiente liderazgo, dándole por muerto frente a Ciudadanos y Podemos.
Sánchez animó a ganar las elecciones para 'conquistar su futuro': "Las ganaremos pueblo a pueblo, calle a calle, puerta a puerta. ¡Vamos a conquistar nuestro futuro ganando las elecciones el proximo 20 de diciembre!", dijo Sánchez augurando una "gran lección" a los partidos emergentes.