Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) mueve sus hilos. Joan Tardà, a título "personal" ya no sabe cómo decirle a Artur Mas que dé un paso a un lado para desencallar el proceso mientras que Súmate, el "partido" de Gabriel Rufián y Eduardo Reyes, se ha reunido con la CUP. Del encuentro ha trascendido que la CUP aceptaría un gobierno autonómico en el que figurara Mas como "consejero" o "comisionado", pero nunca como presidente. Tal mensaje es el que Súmate trasladará este mismo jueves a Junts pel Sí.
Tras intentar desembarazarse de cualquier responsabilidad, el balón vuelve a estar en la azotea del presidente en funciones. Mientras tanto, Junqueras renuncia a la presidencia de la Generalidad en una legislatura sin recorrido pero se presenta como "juez de paz" entre Convergencia y los "hiperrevolucionarios", de la CUP, tal como los califica Mas.
No es previsible que Mas haga caso de las sugerencias de sus socios de dejar paso a otro candidato, entre otras razones porque la "oferta" trabada entre Súmate y la CUP es una humillación aún mayor que las sufridas durante los últimos tres meses, pero evidencia el aislamiento de un Mas sobre el que recae el peso de ser el único escollo para evitar la repetición de las elecciones autonómicas.
En la CUP, su máximo referente, Josep Manel Busqueta, el panadero que asesoró a Chávez, insiste por activa y por pasiva que el "No" a Mas como presidente es "definitivo". Otra cosa es si el presidente acepta un puesto de secundario en el "proceso".