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El PP arropa a Rajoy, pero su maniobra genera confusión y nervios

Génova montó un operativo para defender a Rajoy tras su comparecencia. El presidente cierra citas con Sánchez y Rivera.

Génova montó un operativo para defender a Rajoy tras su comparecencia. El presidente cierra citas con Sánchez y Rivera.
Sáenz de Santamaría y De Guindos tras el Consejo de Ministros | EFE

Mariano Rajoy quiso transmitir que no pierde el tiempo, y convocó a Pedro Sánchez y Albert Rivera a sendos despachos la próxima semana en el Congreso de los Diputados. Con el primero se reunirá el martes a las 11:30 y, con el segundo, el miércoles a partir de las 9:30 de la mañana. Fue él mismo quien descolgó el teléfono. La ronda de contactos no se abrirá en principio a otros partidos: ni a Podemos, aunque también habló con Pablo Iglesias por la cuestión catalana, ni tampoco a las formaciones separatistas. "Vamos a priorizar a PSOE y Ciudadanos", reconocieron fuentes del equipo del presidente.

Mientras, el PP se afanó en cerrar filas alrededor de su líder pese a que su comparecencia generó desconcierto en sectores de la formación e, incluso, algunas críticas soterradas. “En estos momentos, los españoles nos piden claridad y no juegos de ningún tipo”, se quejó un histórico del partido en charla informal. “No se puede negar la confusión generada”, en palabras de un miembro de la cúpula nacional.

Las quejas, eso sí, no se escucharon en público. Una vez Rajoy puso en duda ir a la investidura tras aceptar el encargo del Rey, en Génova se montó todo un dispositivo para respaldarle de inmediato, pese a que se vivieron momentos de nervios. Tanto que, como ya ocurrió tras el 20D, hubo quien auguró de puertas para adentro el enfado del monarca ante la nueva maniobra política. En todo caso, se escribieron a toda prisa los nuevos argumentarios y, ya la noche del jueves, la agenda del PP estaba copada de multitud de entrevistas de sus principales portavoces para justificar la decisión del presidente en funciones.

En esRadio, por la mañana dio la cara Andrea Levy y, ya por la tarde, le tocó el turno a Fernando Martínez-Maíllo. Y ambos rehusaron aclarar si Rajoy acudirá a la Cámara Baja en caso de que, en este periodo que ahora se abre, no logre alcanzar los votos necesarios. "Lo que le dijo al Rey es que aceptaba el encargo, le reconoció que no tenía apoyos y que va a intentar conseguirlo", expuso el número tres de la formación, para a reconocer a renglón seguido que "dejó abierta" la posibilidad de dar plantón a las Cortes. 

El precedente de Patxi López

El día de la posible investidura también sigue siendo una incógnita. Tal y como se citaba en los argumentarios, varios portavoces recordaron que Patxi López, cuando era presidente del Congreso y Sánchez el candidato, no concretó una fecha hasta quince días después y, finalmente, dio un plazo de tres semanas al líder socialista. Omitieron, eso sí, las duras críticas que por ello recibió por parte del PP. Parafraseando a Rajoy, Maíllo habló de un "plazo razonable", que no será inminente pero tampoco se debe alargar. Según deslizó, todo debería de quedar resuelto antes del mes de septiembre, para así cumplir con la agenda económica -senda del déficit público, techo de gasto y Presupuestos Generales del Estado-.

En este contexto, más de un portavoz admitió sentirse incómodo ante la batería de preguntas sobre la investidura. Así, ningún cargo -como Pablo Casado o la citada Levy- quiso entrar en el debate jurídico cuando, en constantes ocasiones, se les citó el artículo 99 de la Constitución. Tampoco lo hizo Soraya Sáenz de Santamaría, que se tuvo que enfrentar a una comparecencia de prensa bastante complicada al término del Consejo de Ministros. “No es momento de reclamar un debate de investidura sino de formar el Ejecutivo que necesita España”, enfatizó la vicepresidenta. Le repreguntaron si obra en poder del Gobierno algún informe jurídico que aclare si Rajoy debe ir o no a las Cortes. “Antes de la coherencia jurídica está la coherencia política y la coherencia personal”, apostilló.

Precisamente, el PP quiso centrar la discusión en el marco político y, en concreto, en la necesidad de desbloquear la situación lo antes posible. “La pelota está en el tejado del PSOE y Ciudadanos”, dijo a las claras Maíllo. En este sentido, reclamó a Rivera que tenga con Rajoy la misma voluntad de entendimiento que tuvo con Sánchez tras el 20 de diciembre. “Hay que sentarse a negociar”, se emplazó, reiteraron una vez más que Rajoy está dispuesto en borrar prácticamente todas las líneas rojas en aras de un entendimiento. “Si nadie quiere terceras elecciones, ¿por qué se está hablando de activar el reloj de la democracia”, se preguntó Casado.

Otra de las ideas que en Génova quisieron dejar bien clara es que Rajoy no piensa dar un paso atrás. “Tiene la legitimidad de los votos” y, además, “es el candidato propuesto por el Rey”, contestó el vicesecretario de organización. Todo el PP repitió la misma consigna, después de que el presidente en funciones rehusara valorar la opción de Rivera de entrar en un Ejecutivo de color azul en caso de que él no lo dirija. “Eso no me lo ha dicho en las conversaciones que hemos mantenido” y “pido que se respete la voluntad de los españoles”, expuso en su comparecencia del jueves.

Hasta volver a verse cara a cara con sus interlocutores, Rajoy intentará hacer uso de la discreción para trabajar en el deshielo. Y, si Sánchez y Rivera quieren, habrá intercambio de “papeles” antes del martes. Si bien, en el propio PP reconocieron que las dudas sobre la investidura, a priori, les ha separado más todavía. De momento, "sigue el bloqueo"

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